1. A solas con el hermano


    Fecha: 02/11/2017, Categorías: Incesto Autor: aliciawonders, Fuente: RelatosEróticos

    ... las curvas de una mujer joven de pubis afeitado y suave, de tetas pequeñas pero hermosas, de pezones dulcemente rosados, de piernas delgadas que le hacían lucir más alta de lo que en realidad era. La pequeña Petit, con sus formas sensuales le quitaba el aliento a su hermano y le mataba lentamente.
    
    Ella simplemente se acercó a un cajón y sacó un frasquito de aceite para bebé, regreso pronto a la tina; tenía la cara sonrosada y alegre. Evant sacó fuerzas y abrió de nuevo la llave para llenar la tina de nueva agua caliente y clara. Ella se metió despacio para no resbalar. Y él le tendió la mano recurriendo torpemente a su usual caballerosidad. Y sin reparos, Petit se arrodilló, posó sus manos femeninas en los bordes de la tina y le ofreció abiertamente el culo levantado a su hermano Evant. Ella tomó el frasquito de aceite y entregándolo le dijo: No te olvides ponerme mucho de esto, no quiero que me duela. Y Evant seguía atrapado detrás de su voz sin poder decir nada de nada.
    
    Como un autómata, totalmente llevado por la inercia de sus ganas, Evant, abrumado por la torpeza, abrió con dificultad la tapa del frasco. Dejó caer un chorro de ese aceite transparente entre las nalgas de Petit. Evant se animó y puso sus manos en ella, se volvió loco con los chorros de aceite, derramando aquí y allá. Masajeó ese trasero precipitándose en ello. Como tratando de fundir sus manos en la piel de Petit. Lo aceitó todo, teniendo cuidado de aún no entrometerse con ese tierno y rosado ...
    ... ano.
    
    Esa piel brillaba voluptuosa, y ese efecto con el agua, formando gotas sobre esa superficie blanca y aceitosa, llenaba de sensaciones ardientes a Evant. Mientras tanto Petit colaboraba para hundir más a su hermano en la locura, moviéndose muy poco, pero rítmicamente hacia atrás y adelante. Entonces Evant vertió un último hilo aceitoso en sus manos y otro en el ano de la pequeña demente y lo masajeó muy suave con un dedo, dando círculos, presionando milimétricamente. Se levantó dispuesto y puso la punta colorada de su pene palpitantemente hinchada justo en la aún cerrada abertura contraída de ese culo maravilloso. Y tras unos tres intentos tímidos, la hendidura cediendo, fue abriéndole paso a la verga filial que rendía pleitesía a la firmeza de esas nalgas aceitadas. Ella comenzó con su usual y maldito ronroneo, jadeando sutilmente, alternando con esos dulces ruiditos de “ouch”. Mientras ella hacía esto como su ritual erótico personal, Evant se sintió brutalmente pasmado, sintiendo los centímetros hundiéndose uno a uno en ese culo rosa. Él sentía que ya no podía detener la explosión seminal inminente. Quería sostener su erección al máximo, no quería venirse tan pronto, ¡pero su pene demandaba satisfacción! Se quedó sólo con la punta de su pene allí dentro. No se atrevía a meterlo completamente. La presión, que ese anillito ejercía sobre los rededores de su glande, se sentía bendita. Pero justo en ese momento, una mala pasada vivieron estos amantes prohibidos. ¡Un ruido se ...
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