1. A solas con el hermano


    Fecha: 02/11/2017, Categorías: Incesto Autor: aliciawonders, Fuente: RelatosEróticos

    ... escuchó en la entrada de la casita! ¡Evant se despegó de Petit sacando inmediatamente la verga de ese culo amoroso, con la inminente descarga frustrada! ¡No podía ser que hubieran llegado tan pronto a casa! ¡Puta mierda! En un par de segundos se pusieron la ropa. Petit prefirió quedarse en el baño y Evant salió de prisa hacia su habitación, se encerró y se quedó con respiraciones desenfrenadas. Miró hacia afuera por la pequeña ventana y tratando de ver hacia la entrada de la propiedad, se dio cuenta que no eran sus padres los que habían llegado, sino sólo la señora que cuidaba la casa vecina. Algo quería, pero al ver que el automóvil de sus padres no estaba, seguramente pensó que no había nadie en casa. Al momento vio a la señora partir de vuelta hacia el camino a su salida. Entonces Evant, con las pulsaciones en el cuerpo, y con la orden de sus instintos aún en plena atención, volvió sin pensarlo dos veces al baño. Golpeó impacientemente varias veces. Petit abrió la puerta, ella estaba envuelta en dos pequeñas toallas, una cubría sus pechos, y otra sus caderas con todo lo demás. Evant la miró con cara suplicante, y ella sonriendo le dijo: “¿En dónde nos quedamos?”
    
    Evant le arrebató las toallas, la tomó del brazo y la metió delicada pero presurosamente en la tina de nuevo. El agua un poco fría ya no le importó en absoluto. –Ponte como estabas por favor- le dijo, y ella obedeció al instante. Él quería tenerla tal como la había ...
    ... tenido antes. Sólo que el susto que acababa de pasar le sirvió de calmante. Le penetró el trasero a Petit que aún lo tenía aceitadisimo. Y la embistió rápidamente. Le hundió su pene hasta el fondo, y lo sacó casi totalmente, volviendo a hundirlo. Sintiendo en su conciencia todo el recorrido en cada centímetro de esa verga pulsante y venosa, entrando en ese pequeño culo que se dilataba y contraía en un juego de soltar y apretar. Evant se agachó un poco y agarró a su hermana de las tetas, le masajeaba los pezones y la Putita Petit jadeaba sin rastro de vergüenza. Ella comenzó a pronunciar su delicioso mantra que decía: ¡dame, dame, dame! y con esa palabra, haciendo eco en la mente de su hermano, ¡Evant soltó su descarga poderosa y pulsante en las entrañas de Petit, que chillaba placentera! Ella gritaba su propio orgasmo y se tocaba con locura su clítoris sonrosado.
    
    Se quedaron allí como cinco minutos procesando y saboreando los retumbos de sus pecaminosos orgasmos, unidos por la erección que no parecía descender. Jadeando exhaustos de placeres desatados. Lo que pasó después, Evant dice que lo ha olvidado. Que lo último que recuerda es haber visto en la noche la cara de sus padres, los saludó con colores en la cara. Un subidón de sonrojo le llenó el rostro cuando le dio el hola a su madre. Y la vida continuó al otro día como siempre. Con el sol bañando esas tierras que ya estaban teñidas de pecados para siempre.
    
    Alicia Wonders 
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