1. Ana 8, el sobrino obsesionado


    Fecha: 11/05/2021, Categorías: Confesiones Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... hasta la entrada del edificio. No había vigilante alguno, sino el encargado del edifico con su uniforme gris. Tenía anotado el timbre que debía tocar, ahí donde vivía tía Ana. La idea era decirle la verdad: que me deshice de sus extorsionadores, que lamentaba entrometerme, pero quería cuidarla, y ya que estaba ahí, estaría bueno pasar a saludarla.
    
    Pero corría el riesgo de que me diga que no. O de que baje, y me invite a tomar algo en la esquina, en un lugar no tan íntimo como su casa. Así que probé con otra alternativa.
    
    Le goleé la puerta al portero, y le hice señas para que me abra. El señor, un canoso muy amable, me abrió. Estando en el hall del edificio le dije.
    
    - Hola, que tal, voy al departamento de Ana, a una clase de violín.
    
    - ¿Y los otros chicos no vienen? – Preguntó, intrigado.
    
    - No, hoy no. – contesté. Con una sonrisa nerviosa.
    
    - Ah, dale, pasá - me dijo, el portero negligente, haciéndome el favor más grande de la vida.
    
    La puerta del ascensor se abrió, como si se abrieran las puertas del paraíso. Llegué al piso de Ana. Fui hasta su departamento. Cuando estuve a punto de tocar el timbre noté que la puerta estaba entreabierta. Me pareció extraño, pero no llegué hasta ahí para acobardarme en el último momento. Empujé la puerta y entré.
    
    Otra vez las palabras quedan pequeñas ante semejante belleza. Ana llevaba el vestido floreado con el que yo, y los chantajeadores la vimos en una foto de Facebook. Era de color azul y rojo, con los hombros ...
    ... desnudos. Y un cinto angosto color marrón rodeándole la cintura. Esta vez su pelo rubio estaba suelto. Su carita de nena hermosa se vio transformada por el asombro cuando me vio entrar.
    
    - ¿Qué hacés acá? – Me preguntó, y se le escapó una sonrisa nerviosa.
    
    - Vine a verte. - Respondí.
    
    - Pero vos sabés que espero a alguien. -me reprochó. Claro que lo sabía. Esperaba a tres tipos (o dos), que venían a abusar de ella.
    
    - No te preocupes, no te van a molestar más. -Le prometí.
    
    - ¿Qué hiciste?
    
    Como respuesta levante mi pulóver. Cuando vi su cara de espanto, le dije.
    
    - Es de juguete. – Y acto seguido la saqué del cinturón para mostrársela.
    
    - Estás loco. - Me dijo con una sonrisa. Esta vez se veía alegre.
    
    - Loco por vos.
    
    Ella estaba parada en el centro del living. Yo me acerqué. Me arrodillé sobre la alfombra. La abracé.
    
    - Estoy loco por vos. – Repetí. Dándole besos en el ombligo. Sintiendo su perfume.
    
    - No, pará, por favor. - rogó ella – Si me querés ándate, por favor, yo no estoy bien de la cabeza.
    
    Pero yo estaba embriagado con su cuerpo. Mis manos, bajaron de la cintura, y comenzaron a recorrer las formas de sus nalgas.
    
    - Por favor…- repitió ella.
    
    Me levanté, le di un beso en los labios. Se los mordí, y le metí la lengua en la boca. Ella me acompañó en el beso, y frotaba su pelvis con mi sexo duro.
    
    - Vos solo me querés coger, como todos. - me dijo, una vez que separó los labios, con la mirada triste.
    
    - Yo te amo tía. – le dije tía por ...