1. Malena 1: Primeros Tiempos 1


    Fecha: 12/06/2021, Categorías: Hetero Autor: relator23, Fuente: CuentoRelatos

    ... costosos estudios universitarios y, si no… su “plan B” se activaría.
    
    Félix, solo la quería como un trofeo hermosísimo de carne y hueso, que se podía dar el gusto de pagar y que sabía que le reportaría mucho placer. Era una gran suerte que le había deparado el destino y no la desperdiciaría. No le saldría tan cara y se la ganaría de mano a Francisco.
    
    Para Francisco, era un antojo que se quería regalar. Era una muñeca rubia, de buena estatura, con su cuerpazo juvenil aún en fase de desarrollo pleno, eclosionando delante de él día a día.
    
    Sus posaderas lo volvía loco: eran grandes, amplias y espléndidas, sostenidas en su sitio por unas piernas, que eran su tortura diaria: fornidas pero estilizadas, de gruesos tobillos y pies excitantes; sus senos: unos deliciosos meloncitos blancos y de piquitos rosados, que vislumbraba a diario a través de su camisa entreabierta.
    
    Estaba dispuesto a pagar cualquier precio por ella, menos, enfrentar la furia de su mujer quien le había advertido acerca del peligro de pretender a la hija de su amigo.
    
    No le importaba que siguiera con sus devaneos de sátiro con cuanta suripanta se pusiera a su alcance, le advirtió, pero…
    
    -Con ésta no te metas, le había advertido desde el principio, mira, que no quiero exponernos a que por tu culpa se desencadene una tragedia… mira, que me divorcio y este negocio es mío…
    
    Sabía que Félix le iba ganando la partida, pero no había más remedio, le tocaba esperar su oportunidad.
    
    EL ESTRENO: ...
    ... SANGRE Y ARENA
    
    La cita estaba pautada y la carrera la había ganado Félix.
    
    Ella le pidió a Francisco el día libre con motivo de la celebración de su décimo noveno cumpleaños. Se lo concedió a cambio de un beso en su mejilla de melocotón que él supo hacer llegar más allá de la comisura de sus fascinantes labios, pulposos, rojos y gruesos, en los que no necesitaba usar labial para realzar su perturbador atractivo, además, le regaló una elegante cadenita de oro y le prometió un aumento en su sueldo.
    
    Ese día salió de su casa como si al trabajo se dirigiera, se encontró con Félix en el sitio convenido y a las ocho de la mañana ya iban navegando en un yatecito -que había alquilado para la ocasión- hacia las playas de un islote solitario.
    
    La brisa del mar y los espumeantes saltos del oleaje la hicieron relajarse completamente y adormecer su consciencia en lo referente al acto que se avecinaba.
    
    -Mi rey, le comentó en un momento en que la idea del dolor pasó lacerante por su cerebro, ¿me va a doler mucho?
    
    Él se sonrió y con ademán tranquilizador le pasó la mano sobre los hombros desnudos, la acercó hacia él protectoramente y le contestó suavemente:
    
    -Mi reina, yo nunca te haría daño.
    
    Ella se acurrucó en su hombro. El sintió la densidad de sus senos apoyados sobre su costado, la solidez de sus nalgas oprimidas por su mano y la calidez de su turgente sexo arrimado a su muslo.
    
    Le excitaba y había empezado a necesitarla, le gustaba así como era, con su necesidad de ...
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