1. Malena 1: Primeros Tiempos 1


    Fecha: 12/06/2021, Categorías: Hetero Autor: relator23, Fuente: CuentoRelatos

    ... dijo que querías estudiar administración, aquí podrás practicar…
    
    En lo sucesivo sería vendedora, secretaria, auxiliar de administración y quien sabe qué más.
    
    Ese día, se había vestido con las mejores prendas que poseía: pero la falda le quedaba corta y la camisa le quedaba ajustada, estas deficiencias de su exiguo guardarropa se debían primordialmente a la alta tasa de crecimiento de su anatomía, pues cada día parecía hacerse más frondosa y por más cuidado que puso en sus movimientos debido a las posiciones que se vio obligada a adoptar, cuando revisaban compartimientos bajos, no pudo evitar mostrar partes de su cuerpo más allá de lo permisible por el decoro.
    
    Fue imposible no captar las miradas descaradas, maliciosas y evidentemente interesadas de la señora Macarena dirigidas a esas partes, y otras, no era necesario ser un experto para darse cuenta de su interés…
    
    -¿Le gusto? se preguntaba Malena… ¿Será que considera mi vestuario inapropiado y no me lo quiere indicar directamente?... ¿será que está midiendo la reacción que pudiera tener su marido ante mi vestuario?... ¿Será que me quiere decir con la mirada que me falta recato?... bueno… ¡vamos a ver!
    
    Provocó, mediante un movimiento incidental, al estar cerca de ella, que sus senos la rozaran y le puso atención a su reacción: Macarena pegó un leve respingo, se sobresaltó al sentir el roce, enrojeció y mostró una expresión atormentada:
    
    -Confirmado, se dijo Malena, ¡es marica! y ahora… ¿qué hago?... no puedo ...
    ... renunciar por eso, sería una idiotez… ¿Qué diría mi papa?... bueno… espero saber manejarla… ¡coño! dígame si se enamora de mí… ¿cómo se hace en ese caso?... tengo que preguntarle a las muchachas…
    
    FRANCISCO
    
    Desde el mismo día inicial, ella notó la fascinación que ejercía sobre el viejo Francisco. Su continuo acecho, al principio, la ponía nerviosa, pero terminó por acostumbrarse y hasta se entretenía alborotándole las ganas mediante movimientos que la “obligaban” a asumir posturas corporales que desnudaban partes de su cuerpo que ella sabía apetecibles para cualquiera y más aún para Francisco que la tenía todo el día frente a él sentada tras un escritorio descubierto por delante que se hacía cómplice indulgente de la divulgación de lo que sus movimientos permitían vislumbrar.
    
    Ella jugaba con él; pasaba largos momentos aparentemente concentrada en sus cuentas y trabajo de escritorio, dejando sus piernas abiertas, entonces, de repente, levantaba la vista y notaba como se ponía encarnado. Ella sonreía y cerraba las piernas.
    
    Otras veces, dejaba caer lápices o cualquier otro pequeño utensilio para tener la necesidad de arrodillarse en el suelo o buscarlos debajo de algún mueble y así, le daba la oportunidad de admirar su cola apuntada hacia él; o, le rozaba con los senos, o, se los mostraba inocentemente cuando se inclinaba sobre su escritorio para hacerle una consulta.
    
    Ella no pensaba en las consecuencias que su conducta liviana e irreflexiva podría acarrear, para ...
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