Imprevisto
Fecha: 16/06/2021,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... bebido de los miaos del niño.
Sonreí.
- No quisiera importunar con mi presencia en una reunión familiar.
Observe a Liliana con piedad, buscando su ayuda para debatir, envuelta en una sonrisa continuó comiendo en silencio.
- Nada de eso, está decidido entonces, - se levantó con actitud – partiremos en 25 minutos.
Liliana coloco su mano en mi hombro y haciendo un gesto con suavidad me exhorto a quedarme.
- ¡Realmente eres bienvenida! ¡Quédate!
Terminamos de comer y partimos a buscar a Sofía y el orgullo familiar del momento, al volver a la casa el centro de atención se fue a descansar y Rafael padre junto a Rafael esposo me sentaron con ellos en el estudio, cada uno frente a su vaso lleno de miao (licor tradicional, casero que se entrega para celebrar partos en mi país). Sonriente me preguntaba por qué ni Liliana ni la señora Liliana se encontraban con nosotros; ahora que lo veo la familia poseía un placer por la sucesión de nombres.
- Ayer note un poco de pintura en sus brazos, - comento el señor Rafael tras beber unos buenos sorbos de la deliciosa bebida caliente.
Sonreí apenada. Ayer hacia unas reparaciones en el hospital, en el área de cardiología, y con todo lo que salimos corriendo se me escaparon un par de manchas.
- No se apene jovencita, es un orgullo realizar trabajos manuales – Rafael cuñado con los ojos rojos de cansancio se excusó para irse. – Yo mismo edifique esta casa con mis propias manos – retomo el tema, yo admire mi ...
... alrededor.
- Pues déjeme decirle que ha hecho una gran obra.
- Tiene buen gusto usted. Reímos. Espero nos acompañe mañana en el asado, sé que sabrá apreciar mi ganado, comeremos una res y una gallina criadas en mi propia finca, las prospere para este momento.
Me sentí alagada pero en medio de mi duda pregunte por la dieta de Sofía.
Con rostro altivó me respondió. Es una Castillo, en esta casa somos como los becerros, nacemos caminando y no necesitamos descanso.
Respetuosa solo asentí, me pregunte en aquel momento que opinaba Liliana sobre aquello. Aunque ciertamente nada mejor que un buen cruzado de res y gallina para animar el cuerpo.
Conversamos un poco más y luego partí a mi habitación. No vi más a Liliana ese día.
El olor a fritura me levanto por la mañana. “Estos llaneros si saben comer” me dije al reconocer el aroma de chicharrón fresco.
Me senté frente a Liliana y en el medio de ambas una charola repleta de aquel manjar tapa arterias, a su lado derecho unas arepas deliciosas y a su izquierda un picante criollo para morirse. No podía parar de comer. Liliana reía mirando mi ilusión comiendo. Para mi sorpresa ella también comió y con bastante picante, después de todo lo doctora también se daba sus gusticos.
Tome gran parte del día acompañando al señor Rafael a preparar el cruzado, hasta que al fin lo dejamos encaminado y fuimos por unas cervezas.
Admirando el patio note que construía una fuente. Nos acercamos. Tal vez por el licor o por tomarle algo de ...