Imprevisto
Fecha: 16/06/2021,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... cambie mis guardias y la espere afuera del hospital.
La salude y dije muy poco durante casi todo la vía, la pena me abrumaba y ella llenaba el espacio con música a mediano volumen.
- ¿Estas nerviosa? Pregunto empática, tomando mi mano, en un semáforo del camino.
Yo detalle el gesto y subí mi mirada a observarla. Sonreí sonrojándome.
- Más que nerviosa estoy apenada la verdad, aun no puedo creer que deje que me lleves hasta allá. Esto no es como los aventones que sueles darme hasta mi casa.
Se carcajeo.
- Es mejor la verdad. Ya deja la bobada, alcanza una bolsita que está detrás de ti, en el asiento posterior.
Eso hice. La destapo y feliz me impulso a tomar un tequeño.
- Son deliciosos, come.
Me apremio llevando uno a su boca. La vergüenza de a poco cedía y permití que conversáramos sobre diversas cosas.
Un par de horas en carretera y un aguacero comenzó a azotarnos, darían la 1 am aproximadamente cuando le pedí que no continuáramos, ya me tenía muy nerviosa. No se observaba mucho del camino.
Tranquila redujo la velocidad y en el siguiente motel se introdujo. El estacionamiento estaba repleto. Quise bajarme a buscar las habitaciones, ella no me lo permitió, se dirigió ella misma y regreso empapada, una vez más me abrumo la vergüenza.
- La buena noticia es que hay una habitación
Guardo silencio escrutando mis ojos, simulando estar relajada, di una respuesta suave, sin darle mayor importancia a aquello.
Nos internamos a la habitación, ...
... sencilla cumpliría a duras penas la misión de cobijarnos durante lo que restaba de noche, quise bañarme pero sinceramente no me sentía muy alentada a hacerlo, me generaba dudas la higiene del lugar por más que luciera limpio. Ella aprovechando el cafetín de la carretera, pidió un par de cafés y arepas. Una maquina delgada devoradora de comida era.
Busque refugio de un lado de la cama, luego temerosa lo hizo ella del otro, me abrigue con el delgado cobertor, me sentía temblando por el frio o tal vez, por oír su respiración tan cerca.
El picor del sol no logro sacarme del silencio la mañana siguiente, ella cantaba al manejar y yo ideaba maneras de iniciar una conversación pero no llevaba a cabo ninguna.
Pasamos directo a la clínica, los mensajes de mi familia me informaron el nacimiento de mi sobrino a primeras horas de la mañana, llegamos al medio día. Mi hermana dormía y el niño estaba en el retén, tras saludar y presentarles a Alejandra fui a verlo.
- Es este, lo sé, - me sorprendió Alejandra; yo veía a otro niño en ese instante, ¿cómo pudo adivinarlo?, la pequeña criatura bostezo y busco estirar un poco sus bracitos, era la cosita más bella que había conocido jamás.
- ¿Cómo lo sabes? – pregunte finalmente.
- ¡Mírale la carita! tiene tus gestos definitivamente, - se irguió orgullosa – solo espero que no haya heredado también tu carácter – le di un leve golpecito en el brazo – tu mirada – comenzó a decir observándome de una manera tan peculiar, en un instante ...