1. 48.3 Apuesta ganada a la suerte


    Fecha: 16/06/2021, Categorías: Anal Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    ... resultaba imposible, escapaban en todas las direcciones al mover mi cuerpo con sus fuertes penetraciones.
    
    Jadeó y se clavó en mi vientre estrellando su pubis en mi culo, notaba como su cuerpo temblaba y empezó a derramarse en mi recto, pude contar hasta cuatro latigazos de su semen llenándome y sin moverse, después unos espasmos más suaves hasta que bajo su cabeza y la depositó tembloroso en mi espalda.
    
    Su sudor me mojaba y resbalaba de mí, sujetó mis hombros con sus manos llevándome hacia él, permanecíamos unidos, pegados sería mejor decir y comencé a cansarme por tener que soportar su peso sobre mis rodillas cansadas.
    
    Se dejó caer sacando su polla y le miré, entonces me incline y se la lamí antes de caer rendido a su lado, al cabo de unos minutos recuperé su bóxer que estaba junto a mí y limpie mi mano de semen que tenía y le limpié a él.
    
    Estuve mirando su pecho que subía y bajaba, permanecía con los ojos cerrados y una hermosa sonrisa que deseaba besar, no me atrevía para no romper la magia del momento.
    
    -¿Daniel? -me señaló con la mano para que me aproximara, lo hice así y coloqué mi cabeza sobre su tórax besando su esternón.
    
    -Te amo, perdóname si alguna vez soy brusco, no puedo dejar la rudeza en algunos momentos. –me acerqué a su boca y la besé para que callara.
    
    -Es tarde vamos a limpiarnos un poco y esperar a que llame Denis. –Gonzalo estaba rendido y tuve que tirar de él para llevarle a la ducha y poco después recibí la llamada de que habían ...
    ... llegado y estaban en su habitación.
    
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    Le miraba y mi adoración aumentaba exponencialmente según pasaba el tiempo, creía imposible poder querer más y no era cierto. Se le veía tan vulnerable, tan tierno en su dulce sueño.
    
    ¿Quién o qué lograba que le aflorara esa sonrisa que llegaba al alma? Tan diferente de ciertos momentos que se dejaba llevar por sus súbitos y desapacibles deseos, de alguna manera tan ricos y sabrosos para mí, él se disculpaba y a mí me encantaban esos arrebatos y sentirme deseado.
    
    Amaba hasta el infinito esos momentos, y también los que tenía con Denis y Jean ayer, donde se convertía en el padre, hermano o amigo, que todo joven adolescente querría tener a su lado, para que le sirviera de guía y apoyo, tan adorable y lleno de sentido afecto.
    
    Parecía un ángel, no un querubín o angelote dulce de mofletes, era un viril y aguerrido San Miguel, luchador y defensor de lo que ama hasta morir si fuera preciso. O un amable y dulce San Rafael, compañero de aventuras juveniles del que te enamorarás sin querer.
    
    Siempre había sido así y todo se acentuaba con la edad, aunque sé que no hay una persona perfecta y mi Gonzalo no podía ser la excepción, también tenía sus sombras más o menos alargadas, pero su luz embriagaba y a mí me cegaba, nunca ha existido una persona que haya tenido tal poder sobre mi voluntad, ni mis padres han podido influir tanto en mi, habiendo sido los que forjaron mi carácter.
    
    Le tenía que despertar y me dolía, hoy ...
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