1. Follar con los gregüescos puestos a Florencio


    Fecha: 13/11/2017, Categorías: Hetero Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    ... Lorenzo le decía que a la tarde le llevarían a casa en la camioneta. Luego la abuela me aclaró que estaba a punto de preparar una habitación y le dije que mejor no, aunque vendría él y un amigo más veces era mejor que Lorenzo los devolviera a casa a media tarde para no dar nada a entender sobre nuestra casa a nadie porque que a nadie importa nada, y añadí:
    
    — Tú y el abuelo merecéis nuestro respeto y esto no se puede convertir en una casa de gays, aunque todo el mundo sea bienvenido; una cosa es quedarse a comer y otra a dormir; y cuando venga alguien invitado por ti o por el abuelo, nos avisáis y nos vestiremos adecuadamente porque a nadie le importa nuestro particular modo de ser y vivir; eso no es por nosotros, sino por vosotros, abuela, porque nuestro cariño por tí y por el abuelo es inmenso.
    
    La besé y me dio un sinfín de besos y afloraban las lágrimas de sus ojos. Luego escuché que le contaba esto último al abuelo y le decía que sus nietos la hacían muy feliz y él le decía que con ella todo el mundo irradiaba felicidad. La verdad es que el abuelo estaba enamoradísimo de la abuela y ella de él. Luego el abuelo le preguntó:
    
    — ¿Y a mí no vas a hacerme unos gregorios de esos?
    
    Ella le dio un codazo, diciendo:
    
    — ¿Qué dices? ¿Unos gregüescos para ti? Ni en broma, tú eres un viejo y cómo vas a llevar eso, ellos son jóvenes, tienen ideas locas que no hacen daño a nadie, y todo les cae bien porque son jóvenes y guapos, además de buenos y amorosos.
    
    — Amorosos, sí, bien amorosos, te sacan todo lo que quieren, dijo el abuelo.
    
    — Pues contigo no se quedan cortos, que les has dado hasta la camioneta, dijo burlonamente la abuela.
    
    — Es que ellos son jóvenes y guapos, y les queda bien hasta la camioneta, concluyó el abuelo.
    
    Y se juntaron sus cabezas, pronto la cabeza de la abuela estaba sobre el pecho del abuelo que le hacía caricias sin parar.
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