1. 43.4 De visita en Dunkerque


    Fecha: 16/08/2021, Categorías: Confesiones Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    ... muy sutiles que marcaban la diferencia de un activo que quiere controlar y ser el que manda. No me sentía a disgusto en ese papel que me había reservado y me limité a dejarme querer.
    
    Suspiraba y gemía en siseos siguiendo las lamidas que iba dando a mi cuerpo, desde mis pectorales hasta bajar a mis pies, comenzó a besarlos, los acariciaba y metía mis dedos en su boca para chuparles, era imposible no sentir las cosquillas que me causaba.
    
    Intentaba retirarlos, pero no me dejaba hasta que comenzó a meter los dedos en su boca y chuparlos haciéndome temblar de placer. Cuando comenzó el camino inverso, hacía arriba, me tenía ya deseando que su hombría me abriera. Se entretendría más mamando mi verga mientras jugaba con su mano en mi ano metiendo la punta de sus dedos. Me colocó un poco de costado y se posicionó detrás de mi hasta quedar a la altura justa para penetrarme, elevé mi pierna izquierda y dejé mi culo preparado para que comenzara a penetrarlo.
    
    Empujó con pequeños golpes de cadera hasta que su glande estuvo dentro de mi ano, dejé mi pierna en el aire y bajé mi mano para abrirme más tirando de mi nalga. Su brazo derecho pasaba debajo de mi espalda hasta llegar a mi pecho con su mano y la izquierda tiraba de mi cadera, comenzó a entrar con suavidad a pequeños golpes y al final me encorvé un poco para que entrara más.
    
    Se quedó parado mientras mordía mi hombro y yo disfrutaba sintiéndome lleno de su verga, mordiendo mis labios por el placer que sentía y lanzando ...
    ... pequeños lamentos. Comencé a moverme atrás para meterla y adelante para sacarla, mi culo se acostumbró a su polla y mis movimientos eran más rápidos mientras acariciaba mi vientre o sostenía mi pierna en el aire, cuando notó mi movimiento sin control tomo mi labor y fue él el que se metía y salía de mi interior, golpeando con su pelvis en mis muslos.
    
    Cuando se cansó de la postura, que era bastante fatigosa a ese ritmo, sin salirse de mí, me giró lo que me faltaba para que quedara con mi pecho sobre la cama boca abajo y la cabeza inclinada de costado para respirar.
    
    Estaba aprisionado por su peso sobre mí, entrando y saliendo con rapidez, pero mi culo le impedía meterse muy profundo ya que tenía mis piernas cerradas con él montado a horcajadas. Suspiraba sin cesar emitiendo pequeños quejidos de sumo placer.
    
    Deseaba tenerme clavado de esa manera y no me resistí, a veces me montaba muy rápido y otras lentamente que eran las que más disfrutaba, con el roce suave de su pene en mi ano, sintiéndolo resbalas por los anillos que cerraba para aprisionarlo.
    
    Cuando me penetraba suave salían de mi garganta lamentos que eran de placer y gozo, eso le excitaba y volvía a darme su verga más rápido hasta que volvía al ritmo que más placer me daba. Me montaba y yo mansamente me dejaba llevar, creo que él notaba lo que me daba más placer que no tenía que ser lo mismo para él.
    
    Continuó enterrando su verga con maestría y sudor, cada vez que paraba y se apoyaba en mi espalda me la ...
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