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43.4 De visita en Dunkerque
Fecha: 16/08/2021, Categorías: Confesiones Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
... agitado y retrocedí hasta llegar a su lado, los otros nos pasaron no sin dejar de lanzarle una sátira por su poca resistencia. Comencé a reír de la broma mientras él me miraba sofocado. -Me queda mucho por aprender a tu lado. –su mirada era risueña, le tomé por la cintura y tiré de él. -Aunque no corras es mejor que andemos, no quiero que te quedes frío envuelto en esta agüilla que cae. –el agua que corría por su rostro estaba caliente cuando, a pesar de su cansancio, tuvo fuerzas para besar mis labios. Nos bañamos y ahora sí que se afeitó como a mí me gusta, no es que quiera verlos perfectos, y estéticamente resultan muy sexys y deseables con su barba, pero causan daños en mi piel y eso me disgusta, luego la tengo roja y debo aplicarme cremas. Tengo la mala suerte de ser muy sensible de piel y sufrir de alergias. Hubiera deseado hacer algo con él, no sé, comerle la polla o que me la metiera en un acto rápido, me apetecía y resultó una tentación muy grande tenerlo desnudo en la ducha y que me rozara con su cuerpo, habíamos quedado para comer y tampoco quería llegar en el postre y tenerles esperando. Todo resultó muy bien, bajamos y como había dejado de llover buscamos un restaurante fuera del hotel, estuvimos en un par de bares hablando y bebiendo antes de encontrar el que les gustaba, porque eran ellos los dirigían la orquesta, Lorian y yo nos limitábamos a seguirles como buenos compañeros. Había buena química entre ellos, a veces parecía que discutían ...
... cuando hablaban de coches, de motores y de deportes, fútbol, sobre todo, pero terminaban riendo. -Tú no entiendes de motores Gonzalo, eso habría que preguntárselo a David y no está de acuerdo con lo que tú dices, el motor wakel va mejor para la aviación. –Gonzalo le preguntó sobre quien era David, él le conoció en Cranfield alguna una vez y durante momentos muy cortos, no le recordaba. La conversación se prolongó mucho tiempo después de la comida en otro bar, donde ellos estaban la mayor parte del tiempo en su conversación hasta que Lorian y yo, puestos de acuerdo, les pedimos que saliéramos para pasear por las calles y ver escaparates. En el puerto estaba un barco de vela que se podía visitar, la verdad es que solo podías hacer una visita programada y sin muchas expectativas de ver algo extraordinario, pero el puerto encerraba más atracciones como los transbordadores que iban hasta Dover. Anduvimos sin parar toda la tarde hasta que anocheció. He de reconocer que visitar escaparates con alguien como Lorian es una experiencia que no se debe dejar de experimentar, pasamos por una galería cerrada, o cubierta más bien, podíamos habernos pasado allí todo el tiempo y Nico y Gonzalo querían comprarnos cosas, como ropa y todo lo que a Lorian le llamaba la atención, pero no lo consentimos, Nico estaba deseoso de dar un disgusto a su padre utilizando su tarjeta, con esa generosidad y atención tan genuina en él. Nos quedamos a comer algo de cena en un restaurante cercano ...