1. Mi iniciación en el sexo


    Fecha: 05/12/2019, Categorías: Gays Tus Relatos Autor: Danisampedro91, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... puerta real, allí antes de entrar a la plaza de María Pita, entramos en un pequeño bar que había, el viejo marinero dejó unas llaves que llevaba, pidió un vaso de leche caliente, invitándome a beber a mí lo que quisiera, pedí una Coca-Cola, y una vez terminamos de beber ambos, seguimos el camino a donde me iba a llevar.
       Entramos en la Plaza de María Pita, subimos por las escaleras que hay al fondo a mano izquierda, llegando a la plaza de Millán Astray, seguimos hasta el fondo de la calle, cogiendo una calle estrecha, era la calle de las Atochas bajas. Allí en una pequeña casa de 2 plantas, el viejo marinero abrió la puerta, entramos ambos, cerrando la puerta con llave, una vez hube entrado yo.
    
       Al entrar lo que allí se podía ver, además de unas escaleras al fondo, era un pequeño vestíbulo, donde había toda clase de herramientas. Allí era donde trabajaba el viejo marinero además de vivir, sirviéndole también de almacén donde arranchar los pertrechos.
    
          Aquí es donde vivo, y donde trabajo cuando hace mal tiempo, me decía acercándose a mí, el viejo marinero. 
       Ven, me decía empujándome hacia un rincón de aquel vestíbulo. Llevaba sus manos sobre mi espalda e iba empujándome hacia la pared de aquel rincón. Bajó las manos a mi culo apretándolo, mientras me decía que tenía un culito muy bonito. Tu tranquilo me decía sobándome el culo y empezando a desabrocharme el cinturón. Luego fue desabotonando el pantalón, hasta que tiró de ellos bajándomelo a los tobillos. ...
    ... 
       Empezó a acariciarme con sus manos el culo por encima del slip, mientras me lo iba bajando poco a poco hasta dejarlo junto al pantalón. 
    
       Dios que bueno estás, me decía acariciándome el culo con sus manos. 
       Llevó sus manos a mi polla, teniéndome así de espaldas a él, empezando a acariciármela mientras me trataba de ir descapullando la polla. 
       Ay mariconcito, aún estás sin descapullar, me decía tratando de descapullar el glande de mi verguita, me acariciaba los huevos y poco a poco me iba descapullando.
    
       Yo quieto como una estatua, dejaba que el viejo marinero me fuese desvistiendo, a la vez que me iba metiendo mano. Me gustaba las caricias que me daba, y como me estaba tratando. Me tenía de espaldas a él, con la polla tiesa y dura, mientras me acariciaba los huevos y me iba bajando la piel del prepucio, haciendo que la cabeza de mi polla se fuese descubriendo.
    
       Cuando consiguió descapullarme por completo la polla sin que yo no hubiese protestado nada, tiró de mi nique subiéndomelo hacia mi cabeza, sacándomelo por completo. Lo tiró encima de una especie de baúl que allí tenía, luego se bajó él los pantalones y calzoncillo, y pegándose a mi espalda, empezó a restregarse por mi culito. 
    
       Me arrimaba a él todo lo que podía, sujetándome con sus manos por mis ingles, y tirando de mí para que me pegara todo lo que podía a él. 
    
       Yo notaba como su polla se iba restregando por mi culito, y como sus manos tiraban por mi hacia él, me mantenía con una ...