Con Pedro de viaje a la playa - Relatos Eróticos

Con Pedro de viaje a la playa

... del mío. Me acerqué a su boca y le pregunté si lo podía besar. No objetó, así que me dispuse a darle pequeños besos para ver su reacción. Al principio no me los correspondía, era como si no estuviera decidido, sin embargo, poco a poco me lo fui ganando y ya podía saborear su lengua, salada, caliente con la mía.
Mis manos recorrían su cuerpo, su espalda, sus piernas, el bulto bajo su bóxer, él se limitaba a acariciarme, dejándose llevar. Me gustaba olerlo, pasando mi rostro y mi boca por su cuello, sus orejas, su cara, sentir su aliento, besarlo en los labios mientras restregaba todo mu cuerpo con el suyo. Entonces comencé a bajar, yendo hacia sus hombros, levantando uno de sus brazos y sumergiéndome en su axila. 
-¿Te gusta? – le pregunté al escucharlo suspirar una vez que olí y lamí su axila.
-Si men, dale
Me dispuse a lamer e impregnarme de su olor, y después bajé ahora a su pecho, sus tetillas. Lamerlas, morderlas, besarlas, hacerlas mías. Escucharlo suspirando me alentaba a seguir más, me prendía mientras yo estaba, literalmente, prendido a él. Seguí bajando, por su vientre, sitiendo sus vellos, hasta que llegué de nuevo a su entrepierna. Lamí su verga, que ya quería ser liberada, por encima del bóxer, humedeciéndolo con mi boca, y después poco a poco se lo quité, dejándome ver su trozo de carne lentamente, y mientras se iba asomando yo le deba de lengüetazos. 
Por fin lo liberé y ni tarde ni perezoso le bajé el prepucio, y comencé a lamerlo. El precum se hacía ...

... sentir, lo que me indicaba que Pedro de verdad lo estaba disfrutando. Me metí entera su verga a la boca y como si no hubiera mañana comencé a mamar. Dandole de lengüetadas, besos, desde la base hasta la punta así como sus testículos y la entrepierna. Lamía toda la piel alrededor de sus huevos y verga, mordía sus muslos y poco a poco iba levantando sus piernas, lentamente. Seguí comiéndole la piel entre sus huevos y el culo hasta que tuve su orificio rodeado de pelos frente a mí. Le tenía de piernas al aire y cautelosamente fui pasando mi lengua alrededor de su culo, mordiendo sus nalgas, lamiéndole todo, lo escuchaba suspirar así que me lancé. Dí el primer lengüetazo en su culo que reaccionó, apretándose y dilatándose, así que volví a pasar mi lengua, una y otra vez, Pedro solo alcanzaba a suspirar, gemir, respirar agitado. Me di cuenta que ahora él detenia sus piernas en el aire, por lo que ahora yo con mis manos le separaba más las nalgas para poder abrirle más el culo y que mi lengua pudiera entrar más. Ahí estaba yo con mi cara refundida en su fundillo. Mi nariz me estorbaba, quería meter mi lengua entera en su culo. Le daba lengüetazos hacia arriba y abajo, a los lados, le introducía mi lengua. Yo estaba muy excitado, él también, lo pude ver en su verga que estaba tiesa como si fuera un metal, así que me avalancé como un loco sobre ella, mamándola, saboreándola una vez más
Subí, besándole el abdomen, recorriendo con mi lenga sus costados, lo cual hacía que se estremeciera, ...