1. que lejos a quedado mi adolesencia cuando dormido soñaba con lety.


    Fecha: 23/01/2020, Categorías: Voyerismo Tus Relatos Autor: M.A.V.M., Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... hacia que yo me quedara a punto de explotar sin tocar mi pene.
    No aguanté más.
    Me levanté y pretextando que tenía ganas de orinar me metí al sanitario donde también estaba la regadera, donde mi cuñada se estaba bañando.
    La puerta de plástico que dividía el sanitario de la regadera (para que no salpicara el agua) era cuando mucho de un metro y medio de altitud, por lo que con toda facilidad podían verse las personas que estaban dentro.
    Lety, voy a pasar a orinar.
    Pasa, Kemy.
    Como yo seguía envuelto en la toalla, solamente separé un pliegue y mi pene durísimo quedó expuesto a la vista de mi cuñada, a la que yo veía de “re-ojo”, como tratando de disimular un poco.
    Por primera vez contemplé de cerca sus pezones chiquitos, duritos y de color rosita de sus prominentes senos, que me excitaron más.
    Yo no podía orinar. Estaba parado frente a la tasa con mi pene durísimo, pero, ni tenía ganas de orinar ni podía esforzarme, porque estaba seguro que si lo hacia, más que orinar tiraría los chorros de mi semen blanco y caliente.
    ¿Qué pasa, Kemy, no puedes orinar? – Me dice mi cuñada Lety, desde la regadera.
    No. No puedo.
    Yo seguía inmóvil, paralizado. Seguramente mi cuñada Lety notó algo, porque fue cuando ella tomó la iniciativa. Acercó su cara al borde de la puerta “corrediza” de plástico que nos separaba, y sin pena alguna, dirigió su mirada a mi pene, y me dice:
    ¡Kemy, que grande tienes tu pene!
    Tú también estás muy bonita, y tienes una puchita que me encanta, – dije, ...
    ... dejando mi inmovilidad y acercándome a la pared de plástico que nos dividía, por lo que pude verla mejor, y con un panorama que me trasladó a una nueva dimensión.
    Tienes muchísimos pelos, Kemy.
    Y tu tienes unos senos que me están enloqueciendo, – dije, en tanto alargué mi mano para tocarlos.
    Mi cuñada se estremeció al sentir mi mano derecha acariciando los pezones de sus chichotas, mientras que con mi mano izquierda cerraba la llave del agua de la regadera.
    La toalla que me había ceñido a la cintura calló al piso.
    Abrí la puerta de plástico y me metí al espacio de la regadera, junto a mi cuñadita Lety.
    La abracé y ella correspondió a mi abrazo.
    Mi pene duro era apretado por el abdomen de mi cuñadita.
    Dirigí mi boca a succionar sus pezones. Estaban duros y jugosos, suaves y dulces: eran los cántaros de miel que siempre me había imaginado.
    Mi cuñadita y yo nos estremecíamos de placer.
    Con mi brazo y mi mano derecha abrazaba fuertemente a mi cuñadita, mientras que mi mano izquierda bajó a hurgar entre sus labios vaginales, los cuales separaba con mis dedos.
    Sin dejar de acariciarnos ni de besarnos, y escurriendo agua por todo el cuerpo, nos salimos del cuarto de baño y nos dirigimos a la cama frente al televisor.
    Ambos estábamos totalmente desnudos.
    La humedad del exterior de nuestros cuerpos se mezclaba con mis jugos pre-seminales y con los jugos vaginales de Lety. Nuestra excitación estaba a mil grados.
    Frenéticamente nos besamos en silencio.
    Empecé a dibujar y a ...
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