1. que lejos a quedado mi adolesencia cuando dormido soñaba con lety.


    Fecha: 23/01/2020, Categorías: Voyerismo Tus Relatos Autor: M.A.V.M., Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... repasar su cuerpo entero con mis labios hasta que mi lengua alcanzó su abertura por donde ella orina. Sus grandes labios vaginales facilitaron enormemente mi exploración oral .
    Que bella sensación pasar mi lengua por su clítoris. Éste estaba durísimo y muy inflamado de la excitación. Estaba del tamaño de una nuez, pero una nuez palpitante y deseosa y llameante.
    Sin dejar de besarnos, y fundidos en un prolongado abrazo me subí sobre de ella y seguí dibujando su cuerpo con mi boca.
    Nuestra entrega fue tan silenciosa y frenética que sin darnos cuenta, repentinamente ambos estábamos haciéndonos mutuo sexo oral.
    Al succionar su clítoris duro, caliente y palpitante, mi cuñada empezó a gritar. Teníamos ambos un fuerte orgasmo simultáneo.
    ¡Oh!, ¡Kemy… me ahogo, me matas…!
    ¡Chupa, chupa duro, Lety, chupa duro…!
    ¡Oooooogggghhhhh.!, ¡Oooooooggggggghhhh….! ¡Oooooggghhhh!
    ¡Cuñada, te amo!
    Fue una corrida estupenda. La primera de muchísimas que ambos gozamos en nuestras tardes de mutua soledad, en casa de mi hermano, mientras éste se encontraba en su trabajo.
    Pero a los 18 años, ¿a quién se le baja la excitación, si es edad de plena efervescencia?
    No obstante tan fuerte corrida, mi pene seguía durísimo.
    Mi cuñada seguía excitadísima.
    ¡Penétrame, Kemy, hazme tuya!
    Esa invitación, estas palabras candentes, fueron suficientes para cambiar mi posición de 69, y colocarme entre las piernas de Lety, a quien puse al borde del colchón.
    La vagina de mi cuñada estaba súper-húmeda de ...
    ... su súper-orgasmo.
    Mi semen “chorreaba por sus mejillas”.
    Abrí las piernas de mi cuñada y dirigí la punta de mi lanza a su abertura, abertura que ya había probado y que sabía a néctares de mil sabores.
    Aún era de día y veíamos perfectamente lo que estábamos haciendo.
    Separé sus labios vaginales con mis dedos.
    Acomodé mi glande rojísimo en su abertura y empujé poco a poquito.
    Mi glande empezó a introducirse.
    Presioné con firmeza flexionando un poco mis piernas, y sin llegar a la brusquedad mi pene siguió entrando.
    Un ahogado gritito de mi cuñada se escuchó.
    ¡Ooogghhh…!, que rico, Kemy, que rico. Despacito. Déjame sentir esta ricura.
    Es solo un momento, Lety. Es solo un momento que vamos a gozar como nunca.
    No dejé de empujar hasta que mis pelos pegaron a los pelos del pubis de mi cuñada: estaba totalmente traspasada.
    Mi pene me ardía y me dolía un poco. Era mi primera vez. Con mi cuñada perdí mi virginidad.
    Empecé a bombear, primero lentamente y después aumenté la velocidad.
    Mi cuñada gemía de placer.
    Luego empezó a gritar suavemente, como temiendo ser escuchada: ¡tenía un nuevo orgasmo!
    Yo no sabía lo que era el orgasmo; hasta años después me enteré de que es la expresión del máximo placer que se da a través del sexo.
    Toda hasta adentro, casi toda afuera… Toda hasta adentro, casi toda afuera… Toda hasta adentro, casi toda afuera… Toda hasta adentro, casi toda afuera… Toda hasta adentro, casi toda afuera…
    Al estar mi cuñada en todo su éxtasis, siento que mis ...
«12...4567»