Los cacheros y yo (III) - Relatos Eróticos

Los cacheros y yo (III)

... preguntó con desprecio el jefe policial en la comisaría.

-Andaba puteando en la playa, la encontramos con varios clientes que salieron corriendo, solo atrapamos a otro más que está recontra borracho - dijo uno de los policías.

-Y tu ropa, marica de mierda? - me preguntó el jefe policial.

-Se quedó en la playa- le contesté timidamente

-Habla como hombre, que no te oigo! - Me gritó.

Yo no supe que hacer y me puse a llorar, todos se rieron y luego de un rato, un policía trajo unos trapos para cubrirme, me los pude amarrar a la cintura, luego el jefe policial me dijo que le diese mis datos, se los di y me permitió hacer una llamada, yo supuse que Esteban ya estaría en su casa y además no quería avisar a mis padres para evitar la verguenza, así que llamé a la casa de mi macho, creo que eran las 6 de la mañana y me contestó su hermano, me dijo que Esteban no estaba, le dije a él que me encontraba en la comisaría y necesitaba que me ayudara.

-Eso te pasa por ser tan marica! - me gritó y colgó el teléfono.

-Bueno ahora irás a la celda, con cuidado que derepente, ya luego no querrás salir de aquí - me dijo el comisario ríendose.

Me llevaron a una celda, pude reconocer que había 5 hombres, sin mis anteojos no podría describirlos, pero solo a uno de ellos reconocí, era Pedro que estaba en un rincón durmiendo.

-Ahí les traímos el desayuno - Dijo un policía empujándome y cerrando la reja.

-Nos han traído un cabrito! - dijo una de las voces.

-Hagan lo que ...

... quieran con el rosquete, pero no hagan mucho ruido- dijo el policía mientras se iba.

Yo estaba temblando por lo que me podía suceder.

-Camina hacia mi, maricón, no tengas miedo, que pasarás un buen rato. -dijo un hombre de voz grave.

Yo estaba paralizado, pero supe que no tenía escapatoria así que empecé a caminar lento hacia esa voz, el hombre llevaba barba de varios días, acercó su rostro hacia mi pecho y me mordió un pezón, yo solté un gemido, sus manos arrancaron los trapos que llevaba en la cintura y luego me acarició mis nalgas con fuerza, de pronto sentí otro hombre detrás mío y era clara su erección.

-Yo me comeré a este puto primero - dijo el hombre detrás mío.

Luego me empujó al suelo y ya resignado, decidí que debía colaborar para no salir más lastimado, así que me apoyé en mis codos y abrí mis piernas lo más que pude para mostrar mi hueco.

-Pero si parece que la puta quiere verga!- dijo otro hombre.

Sentí varias manos en mis nalgas que me las separaban.

-Está abierta, fácil entramos todos, pero por si acaso hay que taparle la boca con esos trapos.- dijo el hombre de barba.

-Seré bueno pero no me pongan esos trapos en la boca -dije suplicando.

-Entonces te ponemos una verga para que no grites...

Levanté la cabeza y pude ver una verga llena de vellos que acercaba a mi boca, el olor no era agradable, así que respiré hondo, mientras que por detrás sentía escupitajos.

-Ahora si sabrás lo bueno...

Ya estaba resignada a mi suerte ...