1. En el manantial.


    Fecha: 13/06/2020, Categorías: Confesiones Tus Relatos Autor: PPTon, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... vergas, rápidamente se pusieron tan duros como un palo. Le di la espalda a Elías y busqué la forma de meterme a la boca el gancho de Jacinto. En eso estaba cuando sentí el primer piquete de Elías, su gran cabeza entró sin ninguna dificultad, además de sus gotas de pre que le salieron con mis caricias previas, ya me había puesto aceite lubricante, por lo que mi cavidad rectal estaba ricamente surtida por abundante líquido. Luego lo sacó totalmente para continuar con la siguiente arremetida que me llegó más adentro. Elías sabía lo que estaba haciendo porque en cada sacada me hacía sentir como su gran glande me arrastraba las paredes de mi recto y al pasar por los esfínteres se oía y sentía el chasquido por el movimiento de los abundantes líquidos que invadían mi recto, chasquido que con diferente tono, se repetía al empujar nuevamente para dentro y al llegar hasta el fondo, sentía cómo me movían los pliegues transversales y las ampollas rectales, abriendo paso a semejante cabeza.
    Desde antes había pensado cómo me habría de acomodar para meterme el gancho a la boca, chuparlo y succionar su caliente contenido. Puse a Jacinto boca arriba, me acostaría de lado colocando mi cabeza sobre su bajo vientre de manera que su glande apuntara directamente a mi boca. Con sus movimientos a su ritmo y ayudado por mi mano bien lubricada y con las chupadas y succiones de mi boca, seguramente llegaría al orgasmo pleno. Así lo hicimos, como si lo estuviéramos leyendo en un libreto.
    Con lo ...
    ... que me estaba haciendo Elías y lo que yo le estaba haciendo al gancho de Jacinto, mi cerebro estaba trabajando a toda su capacidad tratando de disfrutar ambos placeres. Es evidente que mientras disfrutaba chupando una, desatendía el placer de las arremetidas de la otra, por lo que seguramente de algo me perdía. Ese es el inconveniente de tener dos vergas dentro del cuerpo, pero aun así, es lo más agradable del mundo.  
    Con mi cerebro trabajando tanto en la boca como en el recto, vino lo más rico de todo. Primero fue Elías que, luego de un enérgico movimiento espasmódico, empujó hasta el mismísimo colon, provocándome un movimiento reflejo de retirada que al instante corregí empujando hasta tener todo totalmente dentro de mi economía corporal. Lo caliente del semen que abundantemente arrojó muy al fondo de mi cavidad rectal, no se dejó esperar, sentí que me quemaba todo mi bajo vientre. Sabedor de lo que vendría en seguida, apreté mi ano para exprimir la mayor cantidad de líquido posible, con su movimiento del segundo espasmo, así como del tercero, con el cual empujó más hasta dejarlo muy adentro durante unos segundos que yo hubiera querido que fueran horas o que no terminara, de plano.
    Por un momento, mientras disfrutaba del estaxis provocado por lo que me estaba dando Elías, desatendí lo que le estaba haciendo a la de Jacinto, desatención que éste sabiamente aprovechó, excitándose con los sonidos provocados por el orgasmo de Elías que estaba oyendo e intensificando sus ...