SANANDO HERIDAS CON MI HIJA
Fecha: 13/06/2020,
Categorías:
Incesto
Tus Relatos
Autor: PEDROVL, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... que también fueron con chicos jóvenes, yo no la presente como mi hija, solo como Diana y ella no sé molestó, al contrario, parecía disfrutarlo.. Todo pintaba para una noche de alegría, alcohol y mucha, mucha diversión.
Y así fue, corrió el Ron, el Brandy, el Whisky, el Tequila, el Mezcal y hasta la cerveza en grandes cantidades, hubo gomitas de licor de diferentes sabores, las cuales fueron consumidas de entrada, aunque principalmente por las damas. Botanas que no podían faltar.
Las mesas eran para diez personas, ahí nos juntamos los más allegados. Nos preguntaron que deseábamos tomar, acordamos entre todos tomar whisky, el cual nos llevaron enseguida tres botellas, agua mineral y hielos, aunque también nos llevaron unas cervezas. Diana, tomo la iniciativa y preparo los vasos de ambos al mismo nivel, no dije nada, solo me limite a disfrutar lo que ella me había preparado.
La música estaba prendida, buena rolas, bailamos como si no fuéramos padre e hija y así se comportó ella conmigo en la mesa entre mis compañeros, aunque sin darnos algún beso o caricia atrevida, pero yo no perdía detalle de sus preciosas nalgas y es que mi curiosidad era tanta, así como mi excitación de saber ¿si traía tanga o no? O ¿Cuál era la prenda íntima que vestía esa noche? Ya pasadas varias horas, bailes, chistes y copas, algunos compañeros, ahí mismo en sus lugares comenzaban las danzas de caricias con sus acompañantes, algunos con las chicas sentadas en sus piernas, otros con las chicas ...
... sentadas sobre las mesas y frente a ellos. Diana solo miraba y expresaba una sonrisa pícara y me comentaba lo que todos podíamos ver a pesar de que la luz ya era escasa en algunas partes del jardín.
Así como dos o tres parejas más de nuestra mesa, solo bailábamos y bebíamos, en una de esas nos paramos a bailar y en uno de esos movimientos no desaproveche la oportunidad para tocar sus caderas y sus nalgas de una manera ya atrevida, Diana sin hacer escandalo o algo parecido, me abrazo, me dio un beso en la mejilla izquierda mientras la pegaba con más fuerza hacia mí, me dijo: ¿Quieres saber lo que traigo abajo verdad? –“Si”- le contesto, al tiempo que ella me regala una sonrisa maliciosa y picara.
Era notorio que ya estaba algo tomada, pero a la vez caliente y cachonda, porque cuando regresamos a la mesa, me senté en mí silla y ella se sentó sobre mis piernas como cual amante sobre su hombre, me abrazo y sonrió. La abracé mientras ella se recostaba sobre mí pecho, le di un beso en la mejilla izquierda, pero ella volteo y sus labios de unen a los míos en un profundo y caliente beso que dura varios segundos, luego se separa y me sonríe. Me dice que mire a mi izquierda y con discreción lo hago, en la otra mesa, hay un compañero sentado en su silla, con su chica sentada sobre él, con sus piernas a sobre los descansa brazos y la falda de su vestido rojo a la cintura, con lo que desde nuestro lugar podemos apreciar las manos de mi compañero acariciando sus blancas nalgas mientras sus ...