Don Roque I. - Relatos Eróticos

Don Roque I.

... planes de cómo habría de hacerle para que me diera algo de lo suyo. Ni las festividades del pueblo a las que invariablemente asistía con la familia, no pude hacer más que ver de lejos lo que tanto deseaba tener cerca de mi, en mis manos cuando menos. Cierto es que no me faltaba sexo, ya con Hilario, el Grueso, el Grillo o alguna compañerita de juegos, siempre estuve activo, suministrando o siendo suministrado. 
Al siguiente verano, con un año más de edad, con más experiencia cogiendo con mis amiguitos de la escuela y, entre juego y juego, con una que otra vecinita del barrio, pletórico de planes y argumentos para llegarle al Patrón y con buen ánimo, llegué al pueblo, pero lo mismo, no lograba dar con bola con ese señor, más bien, no me atrevía, se me venían a la mente esos sentimientos encontrados. Lo veía en el bañito cada semana, pero me quedaba peor que el perro, cuando menos, él se alcanza a lamber los huevos.
Como bien dicen, a cada capillita se le llega su función. En cierta fecha se organiza una festividad religiosa en una pequeña capilla en pleno cerro a donde la gente se va caminando o a lomo de caballo, mula o burro, acompañando a la imagen de San Isidro Labrador que se lleva en procesión. Entre la gente de a caballo iba don Roque montado en un brioso caballo, con su usual vestimenta de manta, botines, espuelas de 5 picos, su inseparable cuadrilera, cubierto con un jorongo de rayas de vivos colores y mostrando sus habilidades en el manejo de su caballo, ...

... destacaba entre los demás jinetes. El inicio se marca con el repique de campanas antes del amanecer, con la procesión formada por gente a pie, los de a caballo y la banda de música tocando sonoras canciones. La gente espera en la puerta de su casa o en un lugar adecuado por donde pasa el contingente y se agrega. Ya en pleno campo, la banda de música deja de tocar y sigue la caminata que tardará como una hora y media entre cantos y alabados. En la ida, los de a caballo se adelantan para hacer la limpieza del lugar. Cuando llegamos, el lugar ya estaba desmontado y limpio, todo listo para la celebración.
Luego del culto, se almuerza café, pan y ricos tacos paseados de frijoles refritos, carne con chile y otros manjares del rancho, calentados sobre un gran comal sobre una hornilla común. Todo es algarabía, entre pláticas y gritería, la gente va y viene para hacerse de un sabroso taco y se habla de todo. A media mañana se levanta todo y aquello se convierte en paseo, la gente sigue caminando un tramo para llegar a un estanque de agua zarca arbolado en su alrededor, debajo de los cuales las familias e invitados se acomodan y hacen fogatas para calentar su comida y disfrutarla sentados a su alrededor, en piedras, sillas de montar, aparejos, mantas o en lo que se pueda, compartiendo la rica comida entre todos los asistentes. 
En ese tramo, los jinetes invitan a sus familiares, amigos o novias a montarse en ancas del caballo, en algún momento pensé en pedirle al Patrón que me invitara a ...