1. El pueblo de los placeres. Parte 1


    Fecha: 08/12/2017, Categorías: Sexo con Maduras Autor: CaballeroGris, Fuente: CuentoRelatos

    ... divorciada y sola. Mi marido se largó con una turista alemana, la muy puta vino buscando gente con dinero, y mis hijos están los tres en Sevilla. Pero me va bien. Tengo mi casa y mi tienda. Cuando quieras comprar algo ya sabes, la tienda de Tomasa, la mejor y única tienda del pueblo. Pan, verduras, dulces, carnes, todo para ti cuando quieras. Jajajajaja
    
    Su risa sonó exagerada y forzada. Luís le dio las gracias y empezó a barajar la opción de irse antes de que se hiciera de noche y lloviera con más intensidad. Pero Tomasa se adelantó.
    
    —En casa tengo una buena morcilla, de pura cepa. Ven que te doy un trozo para que cenes esta noche.
    
    Su casa colindaba con la de Leonor. "Vecinas de toda la vida, aunque en el pueblo todos nos conocemos, todos somos vecinos al fin y al cabo". Le dijo mientras abría la puerta.
    
    La casa parecía estar anclada en el pasado. Techo de madera y el salón lleno de trofeos de caza disecados. "recuerdos de mi marido, ojalá su cabeza fuera una de esas:" Dijo chillando. Luís se preguntó por qué tenía que chillar.
    
    —Tómala mírala que rica. Huele, huele.
    
    Luís se acercó a olerla y se quedó mirando sus pechos sin darse cuenta.
    
    —Que pasa joven, te gustan los pechos de la Tomasa eh. Cuando era joven todos los chicos del pueblo y de los pueblos vecinos morían por catarlos. Pero ya ves, el tiempo pasa. Jajajajaja
    
    De nuevo voces y aquella risa desorbitada. Luís se esforzó por soltar una frase amable, quería irse.
    
    —Aun estás bien, Tomasa. Y ...
    ... seguro que todavía muchos jóvenes estarían encantados de catarte.
    
    —Jajajaja. ¿Tu querrías pasar un buen rato con la Tomasa?
    
    Esto último lo dijo meneando las tetas con las manos. Lo dijo con tanta facilidad y naturalidad, que Luís sospechó que se ganara la vida con algo más que la tienda.
    
    Se sintió tentado pero incómodo. Se mostró dudoso e hizo un movimiento de despedida.
    
    Pero Tomasa le tomó por las manos y tiró de él.
    
    —Tómalo como un regalo de bienvenida. En este pueblo la vida es muy aburrida. Nadie tiene por qué saberlo y yo no me voy a molestar si no repites. Jajajaja.
    
    Luís no sabía que decir, así que no dijo nada. Estaba fuera de juego, se dejó llevar.
    
    Le llevó a una habitación que se encontraba al fondo de otra habitación mayor. "Alcoba, le dijo ella que se llamaba a esa estancia". La cama era grande y las paredes frías. Encendió una pequeña luz con un sistema de encendido que le pareció primitivo. Lo sentó en la cama y se desvistió de cintura para arriba.
    
    Dos enormes pechos se mostraron ante Luís. Grandes de solemnidad, no como las falsas operaciones de las chicas de ciudad. Grandes, naturales y con unos pezones que no parecían humanos.
    
    Los acarició sin decir nada. Estaba fascinado. Eran cálidos y suaves al tacto. Confortables. Esa mujer le inspiraba una extraña confianza, a pesar de sus voces y sus risas escandalosas.
    
    Tomasa se levantó y se quedó en bragas. Amplias, pero apenas guardaban su gran culo, ni su coño peludo. Luego se sentó a su ...
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