1. Matilda, guerrero del espacio (capitulo 22)


    Fecha: 11/12/2017, Categorías: Infidelidad Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    ... colosal. Un enorme fragmento, salio disparado y tras pasar entre las fragatas, impactó en el Atlantis, que sin escudos, acusó el golpe.
    
    —Capitán, perdemos altura, no podemos entrar en la órbita.
    
    —¿Cómo va la evacuación? —preguntó Didym con el uniforme
    
    manchado de sangre por una gran herida que tenía en la cabeza.
    
    —Evacuación completada.
    
    —¡Los propulsores no empujan!
    
    —¡Perdemos el timón!
    
    —¡Ingeniería! Evacuamos. Todos fuera, —ordenó Didym. Y después, dirigiéndose a los demás, añadió—. Desalojen el puente. ¡Vamos, vamos, vamos!
    
    Desde la superficie, la Princesa vio otro potente fogonazo que iluminó la noche. Un par de minutos después, uno de sus oficiales señaló un punto del cielo.
    
    —¡Allí, allí! —todos miraron en esa dirección y vieron una enorme bola de fuego que caía en una trayectoria diagonal hasta perderse en el horizonte.
    
    —Que una lanzadera se acerque, —ordenó la Princesa—. Tenemos que saber que cojones está pasando ahí arriba.
    
    Cuando amaneció, la Princesa ya sabía lo que había pasado y que Didym estaba herida en una de las fragatas. Durante la noche, su ejercito se puso en orden de marcha, y comenzó el avance hacia la capital.
    
    Una semana después, se habían unido a su ejercito muchos integrantes de las milicias, que habían huido a las zonas montañosas, con parte de la población de la capital y de las zonas colindantes.
    
    Con una capital desierta, y sin posibilidad de utilizar a sus habitantes cómo escudos humanos, Zorralla decidió ...
    ... plantar batalla en los paramos que rodeaban unos promontorios llamados “Cerros Cáusticos”, a tiro de piedra de la capital. Instaló su centro de mando en el más alto, y lo rodeo de sus incondicionales Guardias Negros.
    
    Cuando llegó a la zona, la Princesa vio que Zorralla había desplegado su división acorazada al frente, en la zona central de su despliegue, con sus carros semienterrados en el terreno y protegidos por taludes de arena. Por detrás se veían los morteros autopropulsados y la artillería pesada: se había fortificado. Estaba claro que ella no iba a atacar, que la cedía la iniciativa. En principio, la Princesa Súm desplegó su artillería y morteros en el centro, encarando a los del enemigo, pero colocó sus dos divisiones acorazadas por detrás de la artillería. Solo quedaba esperar. Instaló su centro de mando en una colina próxima desde donde veía en su totalidad el campo de batalla. Rápidamente sacó conclusiones: la operación de invasión se había montado apresuradamente, no habían traído medios pesados suficientes, solo lo mínimo, una división. Aunque las milicias de Mandoria se habían integrado en el ejército, la desproporción en infantería era de casi dos a uno a favor de Zorralla. En medios aéreos estaban igualados y lo principal, no esperaban una respuesta tan rápida: Zorralla no estaba preparada para una campaña larga. En treinta horas, la Princesa había desplegado su 5.º Ejército sobre el terreno. Durante cuatro días, las dos vanguardias estuvieron cañoneándose ...
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