1. Matilda, guerrero del espacio (capitulo 22)


    Fecha: 11/12/2017, Categorías: Infidelidad Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    ... aguantando en sus posiciones, bien resguardados por los escudos de energía. La única buena noticia que tuvo la Princesa fue la aparición del canciller Uhsak y su gobierno. Se encontraban ocultos al otro lado de las líneas enemigas junto a un buen número de refugiados. Un escuadrón especial al mando de Ramírez los había rescatado y los había conducido a lugar seguro.
    
    —Que alegría volver a verle, canciller, —dijo con una sonrisa mientras le abrazaba afectuosamente.
    
    —Mi señora, cuando se empezó a rumorear que estaba aquí con un gran ejercito, no lo podíamos creer, —dijo el canciller mirando el intenso cañoneo del frente—. Por todos los dioses, que barbaridad. Quiero ayudar mi señora, deme un arma.
    
    —Canciller, lo que necesito que el gobierno siga funcionando, —dijo acariciándole las mejillas con ambas manos—. Fuera del campo de batalla, hay todo un planeta que le necesita. Zorralla ha causado muchos destrozos y ha devastado zonas enteras con los bombardeos desde la órbita.
    
    Durante tres días más, las vanguardias siguieron machacándose con la artillería. La Princesa estaba enfadada, cabreada, irritada y en las propias palabras de Ramírez, insoportable. Una semana cañoneándose sin resultados era demasiado para sus nervios, y lo peor es que ni ella, ni sus generales, veían la forma de salir de esa situación.
    
    —¡Joder!, ¿A nadie se le ocurre nada? —estalló en la última reunión del estado mayor, a la que también asistía el canciller que la miraba con ojos temerosos—. ...
    ... No podemos estar tirándole bombas toda la vida a esa hija de la gran puta, —y mirando al canciller añadió—. Ya que a nosotros, que se supone que sabemos, no se nos ocurre una mierda, a lo mejor a ti si, ¿qué opinas?
    
    —¿Tal vez hacer algo que ella no espere? —balbuceó temeroso.
    
    —¿Qué ella no espere? Desde donde esta, esa zorra sabe hasta a que hora voy a cagar. Esa puede ser una buena idea, —y dando por finalizada la reunión, añadió—. Señores, señoras, váyanse todos a cagar, a ver si mientras se les ocurre algo ingenioso, y no se preocupen que yo también lo voy a hacer.
    
    Salieron todos los generales, y cuando solo quedaban los oficiales de confianza, se dirigió al rincón donde siempre estaba Ramírez. Se paró a un metro de él, se dejó caer hacia delante y apoyó la frente en su poderoso pecho.
    
    —Permiso para hablar libremente, —dijo Ramírez.
    
    —Claro que tienes per… ¡joder tío como siempre!
    
    —Estás insoportable, y lo peor, es que eso, no te deja razonar con claridad.
    
    La Princesa siguió con la frente apoyada sobre el pecho de Ramírez, pero termino pegándose a él mientras le abrazaba. El también la abrazó, mientras la acariciaba el pelo. Le cogió de la mano y entraron en el pequeño habitáculo donde dormían. Dejó dicho a su asistente que nadie los molestara, y cerro la puerta. Se desnudaron y estuvieron amándose hasta que quedaron rendidos de cansancio.
    
    —Ya es tarde, deberíamos haber cenado ya.
    
    —Dame tú de cenar, —dijo la Princesa con voz ñoña. Ramírez la miró ...
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