1. Ojo por ojo


    Fecha: 16/12/2017, Categorías: Gays Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos

    ... y se acomodó el pelo por detrás de la oreja en un gesto muy característico suyo. Volviendo a clavar sus preciosos ojos almendrados en mí, continuó: -Sabía perfectamente que la cena de Navidad era de alto riesgo. Lo confirmé cuando cenamos y te prometo que un par de veces estuve a punto de venir a casa pues sabía que podía ocurrir algo. Bebimos, aunque eso no es excusa porque sabes que no suelo perder el control y la verdad es que no lo perdí en ningún momento. Tampoco te negaré que me apetecía. Por eso, cuando la cosa se descontroló, cuando había habido algún beso y había logrado sacarme del local al que habíamos ido a bailar para que nadie nos viera pensé que se conformaría con un magreo o como máximo con una paja. Pero no pude pararlo. De la paja pasé a la mamada y de allí al coito. –Creo que era la primera vez en mi vida que oía a Cos pronunciar esa palabra. Cuando hablábamos de sexo, que solía ser antes, durante y después del acto, su lenguaje y el mío era completamente soez, pues a ambos nos excitaba. Ahora parecía querer bajar la intensidad de sus palabras utilizando un término que bien podía aplicarse para describir el apareamiento entre dos llamas o profundizar en la explicación infantil de las abejas y el polen. –Aunque visto en perspectiva pueda parecerte increíble, no sabes cómo me arrepentí. Por ti, en primer lugar porque no te lo merecías. Por mí, también pues me parecía una soberana estupidez lo que había hecho. Cristian era un compañero de oficina, un tío con ...
    ... el que tenía que compartir muchas horas y al que a menudo tenía que dar órdenes. Había sido un error. Garrafal. Pero ya estaba hecho así que hice lo único que podía hacer. Poner distancia y dejarle claro que había sido una sola vez. Un desliz. Él pareció comprenderlo y digamos que olvidé el tema, o traté de olvidarlo. –Ahora bajó la vista hacia sus manos que habían empezado a jugar con la alianza de oro blanco que decoraba su dedo corazón, mientras tomaba aire. –Me planteé contártelo, -volvió a mirarme, -pero preferí olvidarlo. Temí el daño que pudiera hacerte y quería pasar página lo antes posible. Había sido una equivocación y no volvería a repetirse.
    
    Me pesaba un montón la cabeza. No era resaca, pero parecía que me hubieran administrado una droga para adormecerme, así que me dejé caer en el colchón y cerré los ojos. ¿Quieres que pare? Preguntó. No, continúa, le pedí sin levantar los párpados.
    
    -Cristian cumplió su parte y yo cumplí la mía. Volvimos a ser amigos y compañeros como si nada hubiera ocurrido, comportándonos con absoluta normalidad. Y ese fue mi error. Mi segundo error. No poner distancia entre nosotros. A los pocos meses volvíamos a tontear y una parte de mí me avisaba de que debía ir con cuidado. Pero como él tampoco daba ningún paso, no era tan agresivo como había sido antes de navidades, no quise darle importancia, no quise ver la gravedad de lo que estaba haciendo, el riesgo que estaba asumiendo. –Hizo una pausa larga. Ella también se dejó caer hacia ...
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