Ojo por ojo
Fecha: 16/12/2017,
Categorías:
Gays
Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos
... atrás en la cama, cerró los ojos y respiró profundamente varias veces. Ambos sabíamos que no había acabado, que aún estaríamos en la cama bastante rato, por lo que esperé pacientemente que tomara fuerzas, que buscara las palabras más adecuadas para continuar con su relato. La miré, esperando acontecimientos, y reparé en que tenía a la mujer más increíblemente atractiva del mundo. Seguía jugando con el anillo con las manos a la altura de la cintura. Su profunda respiración acentuaba la curva de sus pechos, poderosos. Su aún juvenil cuello se estiraba cual muñeca de porcelana. Su perfil, de labios finos pero bien dibujados y nariz pequeña ligeramente respingona, tenía que haber sido delineado sin duda por algún artista neoclásico. La admiré entendiendo porqué aquel chulo-piscinas había puesto la diana sobre mi esposa. Un pinchazo de excitación prendió en mi pene, pero el recuerdo de las manos de aquel puto cerdo en su cuerpo lo convirtió en rabia mal contenida. Afortunadamente, las palabras de Cos saltaron al rescate. –Fue una travesura. Así lo sentí y así me auto justifiqué. Sólo es una travesura, me dije. Habíamos ido a una reunión con una firma japonesa que nos estaba dando por culo una barbaridad. Íbamos preparados para salir de allí bien calentitos, y en cambio la reunión fue tan bien que se iba a convertir en una de las mejores cuentas del año. No sólo capeamos el temporal, es que les dimos la vuelta y logramos aumentar el fee hasta doblárselo. Estábamos eufóricos. Tanto, ...
... que al entrar en su coche empezamos a besarnos como posesos. Te prometo que fue él el que dio el primer beso, aunque no puedo negarte que yo también lo deseaba. Fue un polvo muy rápido pero muy intenso, en el mismo parking subterráneo donde habíamos aparcado el coche. Este fue el primero. Hará unos tres meses de esto. El último fue este martes.
Detuvo la historia volviendo a mirarme. Esperaba alguna reacción por mi parte que no se produjo. Sus ojos se ensancharon y la humedad los anegó, dotándolos de un brillo intenso que los hacía más bonitos si cabe. Fue ella la que retiró la mirada, incorporándose para volver a sentarse al borde de la cama fijando la vista en la pared frontal, aunque era obvio que su mirada había ido mucho más allá de la pared antracita suave.
-Todo lo que escuchaste ayer de Cristian es cierto. No creo que sea exacto lo de habernos visto dos veces por semana, pero no va desencaminado. La mayoría de las veces lo hacíamos en su coche, pero un mediodía me llevó a su apartamento aprovechando que habíamos tenido una reunión cerca. Tres veces fuimos a un hotel, que pagó él… -como si eso la disculpara -…y el jueves pasado vinimos aquí, a casa.
Volvió a detenerse. Mi falta de reacción la estaba atenazando, lo notaba perfectamente, pero aún no tenía clara cuál debía ser, ni tampoco la intensidad de la misma. Me mantenía anormalmente calmado por más que el estómago me ardía como nunca lo había hecho. Si algo tenía claro era que no me dejaría llevar por mis ...