Mi vecina Erika, primer parte - Relatos Eróticos

Mi vecina Erika, primer parte

... duro!- gritaba con fuerzas Erika y yo correspondí dándole unas arremetidas furiosas. Cada vez que sacaba mi pene en esas arremetidas, podía ver claramente cómo salía lleno de sus jugos, dejando mi pene blanco de sus líquidos. -Veo tus huevos golpeandome amor, me encanta, esto es muy rico, sigue así por favor- me decía jadeando y sudando Erika.

--Vamos a cambiar-- le dije luego de estar unos buenos minutos así. Me acosté de espaldas y le pedí que ella se montara en mi pene. Erika se acomodó en cuclillas y tomando con una de sus manitas mi verga, la colocó a la entrada de su puchita, que estaba muy mojada y se deslizó de un golpe. Erika tan pronto lo tuvo todo dentro de su cuevita se lanzó a darse unos sentones de antología que me hacían mojarme enormemente. --Amor, acaricia mis tetillas, házlo por favor-- le pedí jadejando y gimiendo de placer. Erika puso sus dedos en mis tetillas y me las empezó a acariciar y pellizcar, lo que provocó que mi pene se pusiera todavía más tieso. -¿Qué es esto? Dios, se te puso más duro Miguel, lo siento más duro- me dijo con una cara de sorpresa Erika. --Me excita mucho que me acaricien mis tetillas bebé, así que sigue dándome placer así-- le respondí, ella por toda respuesta me beso. Debo decir, igual sin ánimo de ser presumido, que gracias a ejercicios de respiración y algo de yoga, podía controlar mis eyaculaciones al hacer el amor, por lo que podía aguantar bastante haciéndolo.

-Amor, por favor, vamos a cambiar de posición- me ...

... pidió Erika, al tiempo que se levantaba de mi pene. Se acostó ahora ella boca arriba, yo le levanté la cadera y las piernas, colocando un cojín debajo de su cadera y me puse encima de ella, en misionero. --Pon tus piernas encima de mi amor-- le pedí y plantándole un beso. Erika puso sus hermosas y firmes piernas en mi cadera y comencé a meter y sacar mi pene primero lentamente y luego con mucha fuerza. -¡Amor, sííííííí, asííííííí´! ¡Dios, me vengo Miguel, me estoy viniendo!- gritó Erika y se estremeció y temblando volvió a llegar a su clímax, bañando mi de por sí ya muy húmedo pene de sus jugos. Que rico era sentir su vagina tan caliente, tan mojada y tan apretadita como la tenía.

-¡Por favor, acaba amor, quiero sentir tu leche dentro de mi!- me gritaba y me imploraba gimiendo y besándome.
--Ayúdame a acabar tocando mis tetillas cariño-- le pedí y ella se puso rápidamente a acariciar y pellizar mis tetillas, lo cual provocó que mi verga respondiera poniéndose más rígida y luego de unos minutos así supe que estaba por acabar.

--Ya viene amor, ya viene-- le dije viéndola directamente a los ojos. -¡Síííííí amorcito, dáme toda tu leche, la quiero, la necesito!- me gritó y en ese momento le metí todo el pene hasta la empuñadura y eyaculé en ese momento, lanzándo una considerable cantidad de leche caliente y espesa dentro de su vagina. Yo lancé un enorme y profundo suspiro mientras Erika gritaba de placer, -así mi vida, así, ayyyyy que rico, me estás bañando por dentro, ...