Aprendiz de sumisa (2) - Relatos Eróticos

Aprendiz de sumisa (2)

... labios. Aunque fuera una humillación para mí, lamerle el coño a mí Ama, para saborear el semen de Oscar. Estaba deseando hacerlo. Itzel terminó de limpiar sus dedos en su boca y después utilizó sus manos para abrir su rajita, dejándola lista para mi lengua. Metí mi cara entre sus piernas y la taza y empecé a lamer aquella deliciosa mezcla. Pasaba mi lengua como una gata bebiendo agua. Quería dejar seco aquel coño del que no paraban de brotar líquidos, unos suyos y otros del macho que la había follado hacia unos minutos. Me empeñé en hacerlo bien y cuando noté que no salía por sí solo, metí mi lengua tan profundamente como podía. No dejé milímetro de ese agujero sin limpiar. Escuchaba jadear suavemente a mi Ama, mientras el ruido de mis lamidas envolvía el resto de la escena.

-Ya no queda más gatita. ¿Te has quedado con sed?- me dijo Itzel.

-Si Ama. Seguiría bebiendo de su coño todo el día.- le dije, sin separar mis labios de los suyos.

-Pues tu Ama te dará de beber. Abre la boca y pégala a mi coño. No te separes ni un segundo. Quiero que tragues todo.

No entendí lo que pretendía pero obedecí. Con mi boca bien abierta, tape su coño. Y con mi lengua seguí lamiendo y sorbiendo lo que de él salía. Estuve un tiempo así, saboreando sus flujos, hasta que noté algo más caliente. Primero fue un poco, pero luego empezó a ser un chorro. Entonces me di cuenta. Se estaba meando directamente en mi boca. Quise apartarme, pero no pude. Algo me decía que era mí deber ser el ...

... retrete de mi Ama. Mantuve mi boca abierta hasta que se llenó por completo. Entonces tuve que tragar lo que tenía en ella, llenando mi tripita de su pis caliente. Tardó bastante en terminar de aliviarse conmigo. Para mí, no fue tan mal trago, pero lo superé pensando que sería mi prueba de sumisión hacia mi Ama. Cuando acabó, lamí su coño para dejárselo impoluto.

-Muy bien Yadira. Buen trabajo gatita.

-Gracias Ama.- le contesté sonriente, entre sus piernas.

-Un bonito espectáculo. Yo también tengo ganas de mear.- dijo Oscar, que estaba detrás nuestra, viéndolo todo.

-Claro amor. Aquí tienes tu inodoro.- contestó Itzel, levantándose de la taza.

Ella se sentó encima de la cisterna, con sus pies apoyados en la taza. Me cogió del pelo y me sentó a mí en la ella. Con sus manos sujetó mi cara y abrió mi boca, manteniéndola abierta con sus dedos.

-Ya está lista para que te alivies, amor.- le dijo Itzel a Oscar.

-Qué bonita imagen, la preciosa Yadira esperando para que yo orine en su boca.- dijo él.

Oscar agarró su polla y la puso a unos centímetros de mi cara. Itzel, mientras me sujetaba, me dijo:

-Y tu zorra, empieza a masturbarte mientras que mi hombre marca su territorio. Y quiero que cuando notes su meada, tú también hagas pis sin parar de frotar tu asqueroso chocho.

Quise contestar, pero no podía con sus dedos abriéndome la boca. Mirando la polla de Oscar, empecé a masturbarme, volviendo rápidamente a estar cachonda. Oscar tardó bastante en empezar a ...