1. Me gusta que vean a mi esposa. "El paso de un novio morboso a un esposo voyerista" Un texto que me ayudaron a escribir. besos muaa


    Fecha: 30/09/2020, Categorías: Voyerismo Tus Relatos Autor: luciadelarosa, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... tu rostro, Amor- Respondí carcajeándome. Esperando que me corrigiera o me dijera algo pero no sabía que significaba.
    -Gracias, mi amor- Me respondió muy feliz y sonrojada. Continuamos el caminó hasta su casa platicando de otras cosas. Olvidé el asunto.
    Así sin querer, cediendo a mi “pinche” mente enferma que se aprovechaba de la “pendejés” de Tere, poco a poco la fui llevando a ser víctima potencial de pervertidos. 
    Una tarde que salimos a caminar por la Alameda para comer un helado. Llegamos en mi Volkswagen Sedán color rojo. Nos estacionamos a una cuadra. Ella traía una blusa blanca sin estampado, fajada. Pantalones de mezclilla clara deslavados y tenis color blancos. Cabello negro recogido y un fleco como los que se usaban en ese tiempo.  Sus lentes negros pasta gruesa y sin maquillaje. Su bolsa negra colgaba de su hombro. Todo Normal. Ella nunca había usado en su vida escotes o enseñando de más pero sus curvas hacían rendir sus prendas. Tere llamaba la atención de todos los pinches hombres (ancianos, jóvenes, maduros y pequeños). Sentí muchos celos y me puse rápido a abrazarla por la espalda y seguir caminando así.  Sus nalgotas se movían en mi pene al caminar. Mis brazos descansaban justo por debajo de sus pechos enormes que se sentían muy firmes.
    Llegamos  a una explanada pequeña rodeada de arbustos, un poco altos, que hacían la función de barandales para los jardines. Estaba la señora de las nieves. Me despegué de su espalda. Tere se inclinó agarrando su bolso con ...
    ... una mano y  metiendo la otra para escoger su helado. En eso vi que detrás de nosotros, de mi novia, estaba una  banca en la que dos “pinches” viejillos con sombrero, uno con bastón de palo de escoba a la mitad, de unos 70 años, veían atentamente las nalgotas de Tere. Estaban tan concentrados que ni me notaron. Las nalgas de Tere se veían muy provocadoras en ese pantalón de mezclilla claro. Me “encabroné” y estaba a punto de “madrearlos” pero casi al instante comencé a excitarme. Tere me sacó de concentración al preguntar que sabor quería, le dije que escogiera el que quisiera. Volví a ver a los mirones que seguían apreciando las nalgas de mi novia sin importarles nada. Pensé en ponerme detrás de ella pero no pude, los dejé seguir. Se me paró el pene hasta el punto de lubricar un poco. Tere se incorporó para darme mi helado. La tomé de la mano, agradecimos a la señora y  dijimos “buenas tardes” a los viejos quienes respondieron con una sonrisa y “Tere” caminó en dirección a ellos y los saludó de beso. Me presentó, yo me quedé “apendejado. Al dar unos pasos alejándonos de ellos escuché que uno nos dijo fuertemente “bien buenas, mija”. Tere no notó la carga que con contenía ese saludo, sólo giró y dijo adiós con la mano. Comía su nieve mientras platicaba de otras cosas. 
    -De dónde conoces a esos viejillos- Le pregunté todo confundido. Ya no la cubrí con mi cuerpo porque pensé que eran amigos de su familia.
    -No les digas así- Me dijo Tere simpáticamente mientras comía su helado ...
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