1. Las tormentas


    Fecha: 18/12/2017, Categorías: Confesiones Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos

    ... centrada en su profesión.
    
    Sus tetas no son grandes, pero me parecen del tamaño justo para su cuerpo y estatura, ligeramente colgantes, fuertes, duras, no llegan a juntarse, dan la sensación decaer hacia arriba, con redondos pequeños pezones rosados, situados en el centro de una areola también rosada, apenas señalada. En verano, con camisetas escotadas, de tirantes, finas, en muchas ocasiones no lleva sujetador, y es un verdadero escándalo, no por el tamaño de sus pechos, sino por lo bonitos y descarados que son. Delgada, de cintura muy alta, caderas anchas que conforman un culo precioso, atractivo, más bien grande, duro, de nalgas anchas y alargadas, separadas por una raja estrecha, muy apretada. Esbelta, de largos brazos y piernas finas, torneadas, muy altas y bonitas. Lleva el vello púbico completamente rasurado, así que su sexo parece estar muy desnudo, de labios vaginales anchos, grandes, brillantes por la humedad que ahora tienen. En conjunto, además de guapa, resulta una mujer muy elegante.
    
    Ha hecho que me tumbe en la cama con las rodillas a la altura del borde, así que apoyo los pies en el suelo, con las piernas muy abiertas, la cabeza reposando sobre dos almohadas para que me quede en alto, en una posición cómoda, y no perderme nada del espectáculo, el rabo enhiesto, como para izar una bandera. Estoy cachondo.
    
    Arrodillada ante mí, entre mis piernas, lleva ya varios minutos comiéndome la polla, mamándola de manera glotona, guarramente, con mucha saliva, ...
    ... suavemente pero sin dejar de lado rozarme con los dientes, reseguir sus encías con la punta del capullo, apretar con los labios, acariciarme haciendo fuerza en los testículos con una de sus manos, insinuar con un dedo ensalivado el penetrar mi ano tras subir y bajar por la raja del culo… en definitiva, de manera tranquila, sin apenas meter ruido, tragándose sus jugos bucales, usando muy poco las manos, me está excitando al máximo, comportándose como una experta excitante guarra mamona. Joder, qué bien lo hace.
    
    —Qué polla, tan grande, me llenas la boca, cómo me gusta
    
    Es lo único que ha dicho durante los muchos últimos minutos, porque cuando he intentado que suba a la cama para meterle la polla, se ha limitado a decir no con la cabeza y a seguir con la felación.
    
    Ya estoy cercano al orgasmo, respiro de manera agitada, noto en todo el cuerpo cada una de las chupadas que me hace Maribel, como si todas y cada una de las terminaciones de mi sistema nervioso estuvieran pendientes de ella, como si mi polla únicamente fuera una herramienta que trabaja para poner en marcha los mecanismos del placer gracias a la boca maravillosa de la hembra. ¡Guau, qué corrida, qué gustazo más cojonudo, qué bueno!
    
    Maribel no deja de chuparme, ahora ya suavemente, más lentamente, tragando todo mi semen, toda su saliva, terminando un buen rato después, cuando he quedado algo amodorrado.
    
    —Ha sido estupendo, Ángel. No tengas prisa, luego follamos
    
    Pues sí, tras un rato de charla, de risas, ...
«12...111213...16»