Las tormentas
Fecha: 18/12/2017,
Categorías:
Confesiones
Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos
... con un bonito ombligo redondo, dando paso al liso vientre y al pubis, siempre adornado por el vello rubio, rizado, bastante denso, que nunca se rasura del todo, aunque sí lo arregla de distintas maneras según le apetece. Muslos fuertes, piernas esbeltas torneadas, completan el cuerpo de una mujer deseable, excitante, que está muy buena. He tenido suerte.
En el coche nos hemos saludado con un leve beso y ya me parece descubrir pistas del nerviosismo sexual de Berta, teniendo en cuenta que la tormenta ya ha llegado, llueve con ganas y en el cielo plomizo se dibuja todo el aparato eléctrico, acompañado del correspondiente fuerte ruido. Apenas tardamos tres minutos en dejar el coche en la cochera de casa, casi de cualquier manera, y a toda velocidad subimos al salón del primer piso, en cuyo gran ventanal se observa la tormenta en su total esplendor sobre el valle en el que está ubicada la ciudad, al estar descorridos los visillos.
Berta está con los brillantes ojos fijos en la tormenta, respira fuerte, de manera agitada, quitándose la ropa casi sin prestar atención, hasta que se vuelve hacia mí completamente desnuda, me abraza, besa mi boca con gran pasión y dice con ronca voz susurrante:
—Métela ya, dame gusto
Está muy mojada, lo que da idea de su gran excitación. Como no quiere perder la vista sobre la tormenta, se pone a cuatro patas sobre el asiento del sofá, mirando por el ventanal, así que acerco la polla tiesa y dura a la entrada del coño, empujo y entro con ...
... total facilidad, provocando un leve quejido de la hembra, empezando inmediatamente a follármela al ritmo continuado, fuerte y profundo que tanto le gusta. Mueve adelante y atrás su cuerpo a la misma velocidad que penetro y vuelvo atrás con la polla, sin sacarla, cada vez más deprisa, fuertemente agarrado a las caderas de Berta, notando como aumenta el nivel de sus gemidos y la cantidad de jugos vaginales que va soltando.
El largo ronco grito que da casi en voz baja es la señal que desencadena su orgasmo, acompañado de quejidos y grititos cortos, suaves, durante todo el tiempo que se está corriendo. Siento en toda la polla los espasmos vaginales que tiene durante todo el tiempo que dura su orgasmo y, por supuesto, la gran cantidad de oleoso líquido sexual que suelta. Queda fuera de juego con la respiración convulsa.
—Sácala, espera, no te toques
Se sienta en el sofá —debería haberme acordado de poner unas toallas— tarda cosa de un minuto en recuperarse lo suficiente como para ocuparse de mí, que sigo en pie. Se acerca, se arrodilla en el suelo junto al sofá, coge con la mano mi tensa polla y comienza a menearla suavemente pero con suficiente vigor y fuerza como para que sea una buena paja. En un par de minutos me tiene cerca de alcanzar el objetivo, se detiene y ante mi sorpresa se mete la polla en la boca, lame el capullo varias veces e inmediatamente me come la polla a buen ritmo, con mucha saliva, centrándose en el glande, usando sus labios, la lengua, marcando ...