Las tormentas
Fecha: 18/12/2017,
Categorías:
Confesiones
Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos
... esto si se suele apuntar mi novia— y, además, he conocido a una hembra madura que también se excita de manera incontrolable con las tormentas.
Carmen es una reconocida botánica del centro de estudios sobre flora y fauna pirenaicas que radica en la ciudad. Mujer de alrededor de cincuenta años, divorciada hace ya bastante tiempo, cuando vivía en Zaragoza, no se le conocen ligues, al menos públicamente. Amable, tremendamente educada, quizás algo distante en los momentos de cachondeo en la asociación, nos ha tocado ir juntos a un valle algo lejano proclive a las tormentas veraniegas a recoger algunas mediciones meteorológicas —se hace una vez al mes, por turnos— que después se mandan a la Agencia estatal correspondiente y eso nos facilita acceder a una subvención.
Ha insistido en que fuéramos en su gran todoterreno, así que salimos a primera hora de la mañana de un sábado, tardamos aproximadamente hora y media de viaje que no se me ha hecho pesado ya que hemos ido charlando y escuchando música para pasar el rato. Tras aparcar en un hueco entre la maleza, apenas diez minutos andando tardamos en llegar al sitio al que vamos —una pequeña caseta de madera que contiene los correspondientes instrumentos— y en media hora terminamos lo que hemos venido a hacer. La mañana es oscura, algo fría y hay tormenta a lo lejos, aunque ya se empieza a notar por aquí dado que avanza rápidamente.
Me ha parecido que Carmen se ponía nerviosa según nos alcanzaba la tormenta, justo en el ...
... momento en que volvemos a su coche. Lluvia trepidante, ruido, aparato eléctrico y desazón en esta mujer, muy evidentes sus nervios, solloza, respira con ansiedad, ojos muy abiertos, no para de moverse, y antes que pueda preguntarle qué le pasa, se vuelve en el asiento hacia mí, me besa desesperadamente en la boca y su mano busca mi entrepierna. Está desatada, me desnuda en cuestión de segundos y después se quita la ropa, dejando al descubierto el cuerpo de una madura que está bastante bien.
De estatura mediana, lleva su pelo castaño oscuro peinado en media melena hasta los hombros, levemente ondulada, con raya en medio, teñido con mechas más claras que le dan aspecto más juvenil. Rostro agradable en donde destacan sus grandes ojos marrones, muy vivos y brillantes, nariz un poco grande y boca también grande de anchos labios. Es de cuerpo ancho y fuerte, tiene bonitos hombros redondos y un par de tetas muy grandes, algo caídas, juntas —tiene un canalillo profundo, muy apretado— duras, con aspecto de dos grandes cántaras de barro en cuya punta tiene anchas areolas marrones algo difuminadas y pezones cortos muy gruesos del mismo color, apuntando hacia abajo.
Recta espalda, fuerte, del mismo color tostado amarronado que toda su piel, cintura ancha y un culo grande, alto, todavía duro, como si fuera una gran ancha pera partida en dos por la estrecha raja marrón que parece abrirse hacia el final para mostrar el oscuro y apretado ano y los grandes labios vaginales, casi ocultos por ...