1. Sandía grande, no come sólo.


    Fecha: 13/11/2020, Categorías: Dominación / BDSM Tus Relatos Autor: Gozadera Oculta, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... tuviera vecindad de un edificio similarmente alto, el pensar en eso, en alguien más viendo su culo empinado, abierto, esplendoroso al hacerse aún más ancho por la posición, no pudo hacer que me pusiera erecto. Pero si logró que eyaculará. 
    
    Diría que ella tenía un gusto normal por el sexo, nunca me decía que no, pero rara vez me exigía, claro, que yo también todo el tiempo quería darle por todos lados. En fin, ante lo anterior, ella se levanto, me besó aún con semen en los labios, y me dijo "más tarde será", sin mayor preocupación me dijo, debes estar cansado, porque no te tomas algo, descansas y más tarde vemos que hacemos juntos.
    
    ...
    
    Ese día dormí profundamente en el sillón, como si hubiera estado drogado, porque me levante hasta la media noche, entonces la vi a ella, sentada en el sillón individual de enfrente, solo viéndome esperando a que despertara, por supuesto que me levante con una gran erección, me la toque, y le dije aquí esta para ti cariño. Ella me contestó que por ahora no sería necesario. ¿No sería necesario?, me pregunte, ella llevaba puesto un mini vestido de esas telas sintéticas que son elásticas, color verde, un poco más arriba de medio muslo, con un escote cruzado que no dejaba a la imaginación más de la mitad de sus enormes tetas, y encima de eso, las apretaba haciéndolas lucir como  dos enormes melones a punto de estallar, traía unos tacones dorados de más de 10 centímetros, el pelo más desordenado de lo habitual y el maquillaje un poco ...
    ... corrido. Supuse, se arregló para salir pero al ver que dormía tan placido también lo hizo. 
    
    Le dije que fuéramos a tomar algo ya que estaba tan guapa, ella me contesto que ya lo había hecho, y que por lo demás ni me ocupará que ya también me habían ayudado -¿Cómo?- grite interiormente pero sin atreverme a lanzar palabra. Ella que estaba con la pierna cruzada haciendo que se viera aún más grueso sus -ya de por sí- gruesos muslos, me lanzó una mirada penetrante que no me quito de encima, al tiempo que abrió las piernas y pude ver como de entre su centro escurría un liquido blanco, que en contraste con su piel se veía fosforescente.  Le dije ¿Qué ha pasado? y me contestó: nada cariño, que has descuidado lo tuyo y otro más lo ha atendido, -con voz firme continuó- ahora ven acá, quiero que vengas gateando como la perrita poco hombre que eres, me la vas a chupar, y si quieres salvar un poco de tu honra, me vas a sacar todo este semen de macho que tengo aquí adentro.
    
    No sé porque lo hice.
    
    Quizás el tono, la autoridad, el adormecimiento, pero efectivamente me fui gateando para cruzar el espacio entre los dos sillones y me dispuse a lamer su vagina, procedí, como siempre, a abrir sus labios para atacar su clítoris a lengüetazos y hacerla venir. Un fuerte jalón de pelo y un grito de: ¡Que no entiendes perra! placer ya me dieron, te estoy ordenando sumisión, anda, comete la lechita de mi macho, no quiero orgasmo, quiero que metas tu lengua y te comas cada mililitro de leche!, me ...
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