Las chicas en día de lluvia - Relatos Eróticos

Las chicas en día de lluvia

... Zulmi es la primera en lanzarse sobre la pija.
-Esperá que me acomode. - Quiero acostarme cómodamente y que ellas jueguen como quieran. No hay ningún comentario. Sólo se escuchan mis jadeos. Él bebe duerme plácidamente.
Me toma el choto con toda la mano y desciende hasta que sus labios tocan el glande. Le da un besito como para probar mi reacción, un temblor de emoción de mi parte, lo besa todo, quedando entre sus labios, y comienza a pasárselo por la cara, las mejillas, los ojos, la pera, toda la cara. No sé qué hace Eliana, tengo los ojos cerrados gozando de infinito placer. De pronto siento a la hermana mayor en cuclillas sobre mi cara y aspiro su profundo aroma sobre mi boca. Estiré la lengua acariciando sus labios, recorriendo adentro y afuera, tanteando su húmedo buco hasta encontrar el clítoris. Un lengüetazo apenas, Eliana tembló y gimió…
Zulmi había metido toda la pija en su boca y mientras sentía su lengua acariciando el glande, especialmente el agujerito, me dediqué al clítoris de Eliana. Sentí que el semen subía rápidamente. En cualquier momento acababa. Zulmi no se hacía ningún problema de mi temblor o pequeñas sacudidas. No quería temblar demasiado, para que no se retirara, y para no dejar de acariciar a lambetazos el clítoris de Eliana. Levanto la cabeza y veo de reojo como Zulmi, sin dejar de mamar, mira cómo está su hermana, cómodamente de cuclillas sobre mi boca. No abandona el ritmo de la masturbación con los labios, y siento que la pija comienza a ...

... latir fuertemente. La chiquilla juguetona recibe en su boca el impacto del semen hasta la garganta. ¡No sé cómo hace para no tener arcadas! Sin tiempo de ensimismarme más, recibo en el rostro los cataráticos jugos de Eliana, con sabor a todo aquello que sea exquisito, a todo digo, porque no sé distinguir los gustos del paraíso.
-¡Ahhhh! – Suspiros, gemidos, risas, todo se junta, de ellas y míos.
	Quedo despatarrado y agotado. Zulmi se acerca sonriente a la hermana mayor y se besan apasionadamente. No sé si es por amor, deseo, o que ambas quieren compartir mi semen. No importa, esta cama es un incendio!
	Parece que las hermanas recién comienzan. Eliana se instala entre mis piernas y la nena se acomoda sobre mi cara. ¡Viene otra sesión!
-Esperá un momento!¡Tengo que recuperarme! – No quieren darme descanso.
-Tomate todo el tiempo que quieras. ¡Yo me encargo! – Eliana no estaba dispuesta a descansar.
-¡La lengua la podés mover! –Zulmita estaba apurada. 
	Si, lógico, podía mover la lengua y besarle la concha, tan sabrosa como la de la hermana. Sentí como la lengua de Eliana acariciaba el tronco llegando al glande.
-¡Uy que rico! Todavía tenés gusto a lechita.
-Esperá, esperá, me gusta como la chupan pero quiero metértela, a las dos, si siguen chupando así me quedaré sin fuerza. 
-¡Todo bien! ¡Dale, chupamela! – Ahora fue Zulmi quien urgía mi lengua. ¡No aflojaban nunca! 
	Me encantaba todo lo que pasaba. Me sentía en el paraíso, pero quería cogerlas y si seguía así no me ...