1. Cactus


    Fecha: 25/12/2017, Categorías: Control mental, Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos

    ... Parece darle algo de vergüenza, pero se quita el discreto vestido marrón que lleva puesto y compruebo con sorpresa que luce ropa interior negra coqueta y sexy, llena de encajes y trasparencias. Vaya, vaya. Se quita el sujetador y quedan ante mi vista unas tetas bastante grandes,que están ya algo caídas hacia abajo y hacia los lados, picudas, con gruesos cortos pezones que parecen bolas de chicle de color chocolate, al igual que la mínima areola circular que los rodea. Buenas tetazas, joder que sí, no son las maravillas de Rebeca, pero sí son buenas, sí.
    
    Le sobran quilos que acumula en un michelín tripero y alguna lorza en las costillas, pero no le sientan del todo mal porque es ancha de espaldas, fuerte ygrandona. Tiene piernas gruesas y fuertes, como los muslos, un culo en forma de pera de nalgas muy grandes, todavía duro, con alguna leve señal de celulitis y de piel de naranja, con una larga y ancha raja oscura, y una gran entrada al ano, arrugada, apretada, también de color marrón oscuro. Verdaderamente llamativa es la mata de vello púbico —debe ser el coño más peludo que he conocido— denso, muy rizado, del color del pelo de la cabeza, por supuesto, sin arreglar, de manera que le desborda por las ingles y hacia el culo, llegándole también muy arriba, hasta el grandísimo redondo ombligo. Tiene un polvo, claro que sí, es una mujercamera, camera.Me pone muy cachondo Doña Angustias.
    
    Me desnudo ante la atentísima mirada de Angustias, que, es evidente, está muy excitada, ...
    ... respirando con fuerza, boqueando, con los ojos abiertos como platos, tocándose de manera inconsciente e incontrolada las tetas y el peludo coño. Cuando dejo mi polla a su alcance no duda ni un segundo en cogerla, apretarme los huevos y doblarse por la cintura para darme una buena serie de lamidas a todo lo largo de la tranca, hasta que se detiene en el capullo y lo empieza a mamar un poco apresuradamente, a mucha velocidad, metiendo ruido como si chapoteáramos en una charca. Hago un gesto con la pelvis para meterle la polla en la boca todo lo dentro que puedo, y acepta por completo mis veintidós centímetros y pico, lo que no deja de tener mérito por su parte.
    
    Paso un par de minutos follando su boca adelante y atrás, sin prisas, complaciéndome en sujetar su cabeza y en ver moverse sus grandes tetas al ritmo suave de mimetisaca, en notar lo atenta que está con los ojos cerrados, respirando con fuerza, metiendo ruido y estirándose los pezones en un claro gesto de excitación.
    
    No he necesitado decir ni insinuarle nada, estamos muy excitados y me parece que quiere follar conmigo independientemente de que pueda o no controlar sus actos. Hago que se ponga derecha y me dedico a ponerme ciego con las tetas. Mamar estos pezones redonditos es una maravilla, chuparlos, apretarlos con lengua, labios y dientes, insinuar la mordida, comerlos con mucha saliva, apretarlos y estirarlos con los dedos, tocar al mismo tiempo las dos tetas, grandes, suaves, blandas como plastilina… Ufff, cómo ...
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