De la pena también se puede ser feliz. - Relatos Eróticos

De la pena también se puede ser feliz.

... frotar mí rajita y puntearme mí anito, que ya estaba dispuesto a recibirlo con ansias. Todo pasaba en silencio sin decirnos nada, solo mí diminuto cuerpito se perdía bajó el enorme y fornido cuerpo de aquel hombre que de seguro desde que me vio ya sabía que le pertenecía y ahora el también como su padre me va hacer delirar de placer infinita. Ya sabiendo lo que me estaba, mientras Él me acariciaba mis nalgitas con sus enormes manos yo también entendí las mías para tocar el gran bulto que tenía tras mis, que no dejaban de crecer y ponerse más gruesa, lo palpaba de arriba hacia abajo y  jugaba con su enorme bolas. Ya todo estaba para que por fin sienta toda ese pedazo de carne negra muy profundo de mi, partiendome de nuevo en dos y desgarrandome todo por dentro. Comencé a enpujar hacia atrás mí culito sin dejar de tenerlo bien paradito y sintiendo que brotaba abundante líquido seminal de ésa enorme cabeza y que yo mismo me lo untaba mi anito para su inevitable penetracion. Por fin con una mano mía tomé su tronco lleno de enormes venas bien inchadas y levantando una pierna me lo alinie directo a mi anito que ya estaba listo para ser desgarrado, y como un loco sintió que mi anito palpitaba de ansiedad decidió penetrarme con mucha fuerza que de un empujon me la clavo toda su enorme cabeza y parte de su largo tronco que me hizo perder el aliento y gruñir de puro dolor y a la vez de placer, y recién en ese momento me comenzó a decir que rico culito tenía y muy apretadito, ya que le ...

... contaba metermelo toda y me pregunto si era mí primera vez que me revientan mi potito, yo delirando de dolor y exquisito placer le respondí que si que  El es el primer macho que me está quitando mí virginidad (Claro que le mentí, si supiera que a mis diez añitos mí profesor me reventó y que también su difunto padre a los  12 también me lo partió mi anito.) Al escuchar que yo estaba perdiendo mi virginidad con El, no tuvo  reparo de nada y comenzó a empujar con mucha fuerza y  salvajismo que poco a poco centímetro en centímetro me lo undia hasta lo más profundo de mis entrañas, dándome un mete y saca con mucha violencia y que yo para facilitar las salvajes estocadas puse mis manos a la pared y también empujaba hacia atrás para que me llene por completo toda su enorme verga negra y que no quede nada afuera. Estaba tan necesitado de verga que no me importaba si me lastimaba, sólo quería saborear de este oportunidad que me daba la vida de sentirme una hembra de verdad. Gimiendo como una putita le pedía que me la clave con mas fuerza y que no parace de mover y que disfrute de este tierno bocadito que jamás tendría una como yo,  Eso lo motivo para que me penetrara salvajemente y con mucha fuerza tanto que yo ya me había vaciado como  tres veces y que  estaba a punto de  desfallecer de puro placer que me estaba dando con esa hermosa y majestuosa verga negra que me parecía que quería sacármelo por la boca,  pues era tan grande que por lo menos media 30 centímetro  y mi experiencia ya ...