1. Sexo con mi marido


    Fecha: 30/12/2017, Categorías: Gays Autor: Estela Barilla, Fuente: CuentoRelatos

    ... negra repleta de plata, documentos y fotos eróticas mías y de Ernesto, un álbum de fotos eróticas, otro de fotos familiares, un pendrive con archivos eróticos de audio, video, Word e imagen, mi celular y hasta una pistola negra pequeña por si pasaba algo raro. Tras eso, me puse los guantes de cuero negro y me colgué la cartera. Ahora sí, ya lista para la larga noche, abrí la puerta que estaba con llave, salí del cuarto espectacularmente vestida, maquillada, perfumada y enjoyada y fui abajo al comedor a esperar a mi marido, que estaba en el cuartito cambiándose.
    
    Por fin, mientras yo estaba ansiosa, salió Ernesto, vestido espectacular igual que yo, con finísima campera de cuero negra de vaca, camisa blanca superfina con cuellito almidonado, pantalón negro de gabardina con cinturón de cuero y zapatos negros de cuero impecablemente lustrados, con guantes de cuero negro igual que yo, una riñonera también de cuero con todo tipo de cosas. Y lo mejor, bañado, perfumado y afeitado, con un riquísimo aroma en el cabello a enjuague y colonia, loción para después de afeitar, y empapado de un exquisito perfume Kenzo, tanto en cuello, pecho, brazos y las manos bañadas de perfume como en la camisa y hasta un poquitó en la campera. También en su riñonera llevaba un cuchillo de untar para el desayuno matinal y un revólver para protegerme por si pasaba algo. Listos los dos, él se excitó conmigo al verme toda de cuero y supermaquillada, y a mí se me hacía agua la boca viéndolo a él tan ...
    ... lindo, bien vestido y superperfumado.
    
    Por fin, a las 21.30, me tomó del brazo, salimos, cerramos la puerta de calle con llave y subimos al auto, todo perfumado y lustrado. Y nos fuimos a un lujoso hotel alojamiento pero que además tenía precioso salón de cenas, todo iluminado y decorado. Nos sentamos en una mesa cerca del amplio ventanal, él se descolgó la riñonera y yo mi cartera, de donde saqué las pulseras y la cremita Hinds. Me quité los guantes de cuero, me puse dos pulseras de perlas en cada muñeca y me coloqué crema humectante para las manos. El rico aroma de la Hinds lo escitó a Ernesto, que se puso colorado casi como mi cara llena de pintura y rubor. Y ahí llegó la cena. Primero, a cenar todo lo que a los dos nos encanta: picada con queso de todo tipo -cremoso, gruyere, roquefort, cantimpalo-, jamón crudo, cocido, salame fino y grueso, mortadela, salchichón y el fiambre extranjero que más me gusta, el divino leberwurst, que me hizo probar mi amiga alemana Emma tantos años atrás.
    
    Todo acompañado con tostaditas con manteca, aceitunas verdes y negras rellenas con queso parmesano, rodajitas de pan con mayonesa o salsa golf, saladitos, galletitas saladas, maní y por supuesto sandwiches de miga de todo tipo, triples, dobles y simples, de jamón, queso y huevo, con tomate, con ananá, durazno, salame, todos con huevo y abundante mayonesa para estar bien llenitos y potentes. Desde ya, todo rociado con una buena cerveza, esa noche yo quería olvidarme de mi evangelismo y tomar ...
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