VIVENCIAS 4 (ANITA, UN TESORO MAS)
Fecha: 04/01/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: efeso, Fuente: RelatosEróticos
VIVENCIAS 4. (ANITA, UN TESORO MAS)
Después de aquella fiesta en donde me cogí a una de las chavas más buenas del salón, y donde por fin terminé de ser aceptado por mis compañeros de grupo, mi popularidad empezó a ir en ascenso. Por un lado los demás grupos me buscaban para que les preparara “carnaval” para sus fiestas, negocio que me ayudó hasta que terminé mi carrera a obtener ingresos extras, cosa que a mí me convino, pues era un dinero extra para mis gastos y mis gustos. Por lo que pronto se empezó a notar en mi forma de vestir y mi arreglo personal. Por otro lado, la tremenda fornicada que le arrimé a Lizette, no pasó por alto, ya que ella misma se encargó de difundir la hazaña, entre las más lagartonas del salón y también de toda la escuela, por lo que de repente entre pasillos, no faltaba alguna facilota que me guiñara el ojo, o al verme se mordiera el labio inferior o de plano me invitara a salir. Pero no. Mis gustos son muy exóticos, obviamente la belleza exterior cuenta… y mucho, pero soy de los que se inclinan más por la belleza oculta. Tal y como sucedía con Rosario.
Mi relación con Xochitl, siguió su curso normal, pero en la escuela mis cada vez más frecuentes encuentros con Rosario iban en aumento. Un día, viernes por cierto, salimos de la escuela y poco antes de abordar su taxi, Rosario me alcanzó a decir que al día siguiente me invitaba a comer, que su mamá ya estaba avisada. No le hice el desaire y le dije que llegaría como a las 2.
Ok. A las 2. ...
... Dijo.
Al otro día como a las 13:00 hrs. Me dirigí caminando a la casa de Rosario, ya que estaba relativamente cerca, Yo vivía sobre Av. Cuauhtémoc y ella en la Calle de Pilares, como era temprano preferí caminar, cerca de la Glorieta de Vértiz y Pilares, me topé con un puesto de flores, compre un ramo de rosas blancas, para mis anfitrionas y más adelante en una farmacia, compre unos chocolates. No sabía cual darle a cada quien, pero el chiste era no quedar mal.
Poco antes de las 2, toqué a la puerta de la casa de Rosario. Me recibió una Señora como de unos 35 años, muy guapa, pero muy austera, nada de maquillaje, ni accesorios, ni nada por el estilo.
Tu debes ser Antonio. Dijo.
A sus ordenes. Contesté.
Pasa, en un momento baja Rosario, Se está arreglando.
Me hizo pasar a una pequeña, pero muy acogedora salita, la cual estaba acondicionada con una chimenea, varios estantes donde se había colocado muchos reconocimientos obtenidos por Rosario, Fotos y trofeos de artes marciales.
Perdón, me permití traer, estos chocolates para usted, y estas flores para Rosario.
Gracias, que gentil. Dijo esbozando una sonrisa.
Los chocolates, te los recibo, las flores, mejor dáselas tu a ella.
Ok. Señora.
Por favor, no me digas señora, llámame Ángeles, creo que nos soy tan vieja y si quieres puedes tutearme.
No!!! Al contrario, creo que es muy joven, perdón… eres muy joven Ángeles. Y muy guapa por cierto. Dije, un tanto para quedar bien.
Gracias… Toño… verdad?. ...