1. El calvario de Luciana (7)


    Fecha: 05/01/2018, Categorías: Confesiones Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... dificultosamente y mientras se daba cuenta de que sus mejillas ardían dijo:
    
    Perdón, señora Elba… Sí, sí está claro, señora Elba.
    
    -Muy bien, ahora arranque y vamos a las cocheras. –ordenó el ama de llaves.
    
    Mientras tanto Emilia esperaba en el saloncito a su flamante esclava, para recibirla y someterla después al ritual de iniciación en la servidumbre. Durante esa espera revisaba su agenda para Luciana, quien esa noche sería entregada al ingeniero Heriberto M., un vejete octogenario tan impotente como vicioso. Llamó a Luisa, le dio las consabidas instrucciones y la salida de la mucama del saloncito coincidió con la entrada de Graciela llevada del brazo por el ama de llaves.
    
    Emilia tomó asiento en el sofá y echada hacia atrás, con las piernas cruzadas y una sonrisa de intensa satisfacción en su rostro, dijo:
    
    -¿Se portó bien, Elba?
    
    El ama de llaves ciñó un poco más sus dedos sobre el brazo de Graciela y contesto:
    
    -Aceptablemente, señora, teniendo en cuenta que es novicia. Tuve que reprenderla pero aceptó sus errores y me pidió disculpas.
    
    -Muy bien, Graciela… ¡Muy bien!... No tengo dudas de que mediante el adiestramiento que vamos a darte llegarás a ser una excelente esclava.
    
    -Gracias, Emilia… -murmuró la arquitecta sin alzar la vista, tal como le había sido indicado por Elba.
    
    La intensa y perturbadora emoción que estaba sintiendo la hacía temblar de pies a cabeza y se esforzaba por disimularlo.
    
    -Gracias, Ama. –corrigió Emilia.
    
    -Gracias, Ama. ...
    ... –repitió Graciela.
    
    -A partir de este momento se acabó lo de tutearme. –siguió la proxeneta. –Sé que te va a costar tratarme de usted y llamarme Ama, pero quizá te ayude saber que cada vez que me tutees o me llames por mi nombre vas a ser castigada.
    
    Graciela no pudo evitar un estremecimiento. “Castigada…” –pensó. “Dios mío, ¿qué clase de castigo?” Castigada ella, esposa con veinte años de casada, madre de dos hijos adolescentes, un varón y una chica; ella, empresaria exitosa tentada por varios de sus pares para integrar una de las listas que se presentaría a las próximas elecciones de la cámara del sector.
    
    “Castigada…” –se repitió y al incorporar esa noción a su conciencia volvió a estremecerse y su respiración se hizo agitada.
    
    Emilia percibió las expresiones físicas de lo que la arquitecta estaba sintiendo. Se puso de pie y mientras avanzaba hacia la puerta del saloncito preguntó:
    
    -¿Está todo listo en la sala de juegos, Elba?
    
    -Sí, señora, me ocupé de inspeccionar que esté todo en orden.
    
    “¿Sala de juegos”? se preguntó Graciela extrañada.
    
    -Bueno, vamos entonces. –ordenó Emilia y encabezó la marcha hacia el fondo del pasillo seguida por el ama de llaves y Graciela. Llegaron al sector de celdas, que Graciela abarcó con mirada asombrada e inquieta y al llegar al fondo se detuvieron ante una puerta de madera labrada que Elba abrió con una de las llaves de un manojo sujeto a un aro de metal que había extraído de uno de sus bolsillos. Emilia abrió la puerta, ...
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