Los blanquísimos jamones 8 - Relatos Eróticos

Los blanquísimos jamones 8

... en un lugar bastante alejado de centros poblados. 
	Yoli respiró hondo.
-Cuando se estaba por cumplir los seis meses recibo una comunicación: “Me quedo. Me enamoré de una árabe”. ¡En Arabia Saudita! ¿Lo podés creer? ¡Ni qué fuera acá a la vuelta! ¡Nunca más volvió!
Se le humedecieron los ojos.
-Contrató a un abogado, de acá mismo, que realizó todos los trámites de divorcio. Yo no tuve más que firmar. Me dejó todo. Y hasta que Araceli cumplió 18 mandaba religiosamente dinero, mucho más de lo que la ley obliga. Así instalé la boutique… ¡pero me quedé sola!
-Pero… Araceli me dijo que tuviste una pareja que… 
-Si… No lo soporté ni seis meses… Y bueno… busqué, busqué…, y… nada…, nada…, y al final… me da vergüenza… pero me convertí en una promiscua… Solo buscaba hombres para satisfacción sexual…
-Tal vez eso fue el error. No por el sexo… - No quería cerrar ninguna puerta. - No te dabas tiempo para conocerlos. No siempre un hombre que busca el placer con vos es solamente atraído por tu belleza. Puede que también quiera más, empezando por conocerte. Pero si no le das oportunidad, ni tiempo…, se esfuma…, o vos lo esfumás. Estoy segurísimo, recontra seguro que nadie, nadie, que te conozca, deseará dejarte…
Yoli sonreía con los ojos húmedos…
-Sí…, vos pensás así… 
Yoli se acercó. Se apoyó en mí, como hace Araceli cuando está caliente y tiene ganas. 
-Vos sos único, por eso le tengo envidia a mi hija…
Me miró a los ojos y acercó su rosto. Me besó suavemente en los ...

... labios…
-¿Por qué, por qué ella sí y yo no?
Pasó un brazo por el cuello. Estaba prácticamente encima de mí. Rodeé con mi brazo su cuerpo y llegué con las puntas de los dedos a su pezón… Lo tomé entre dos dedos y lo apreté, tirando.
Yoli me volvió a besar. ¡Esta vez las lenguas emprendieron las primeras escaramuzas del sexo!
-¡Vamos a la cama, por favor! ¡Dani… vamos…! 
Se paró. La tuve que soltar, pero ella me tomó del  brazo y me hizo parar. Caminamos hacia la habitación. Ella apoyaba su glúteo izquierdo en mi cadera derecha. Yo tomaba su pezón derecho con mis dedos, rodeando su cuerpo. Yoli bajó su mano izquierda y la apoyó sobre los genitales, apretando. Tan duro estaba que ya temía lo que iba a pasar cuando intentara sacarme el calzoncillo…
Así fue. En cuanto entramos, Yoli me abrazó del cuello y nos “besamos”, por decir algo, porque la lucha de lenguas fue apocalíptica. Ya estaba casi sin respiración cuando la mamá dejó mi boca y mi cuello, y se agachó para bajarme los pantalones. El salto que pegó el choto cuando zafó del calzoncillo casi me golpea la barriga! ¡Mamita! Se agachó y tomó el glande con los labios, mientras la lengua sorbía del meato el líquido preseminal.
Solo atiné a apretarle las tetas, pues no podía sacarle el top, hasta que, teniéndola toda en su boca, soltó mis glúteos y pudo levantar los brazos para que yo hiciera mi trabajo. Al fin la tomé de las axilas para pararla y bajarle el pantalón. ¡Nada, nada, toda ella! ¡Qué cuerpazo! Me arrancó la camisa y se ...