1. 39.3 El pasado doloroso


    Fecha: 06/07/2017, Categorías: Incesto Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    ... el otro, y en algunos momentos creía que sus sentimientos eran idénticos a los míos, mi madre se dio cuenta y seguramente muchos más por la forma tan tonta que tenía de comportarme con él, adorándole en todo momento. Un chico enamorado desde siempre y ya tenía 21 años para cumplir 22.
    
    Nunca había sentido algo semejante por otros chicos, me gustaban, sí, muchos y eran una tentación constante pues quería satisfacer mi necesidad de compañía, cariño y amor. Yo vivía en un túnel donde solo le veía a él en la luz del final y lo que pasaba en los laterales me importaba muy poco. Me gustaban todos Ál, Raúl, Carlos, Amadeo y muchísimos más, pero aparte de aquella mamada que me practicó Ál en Sevilla, jamás había tenía algo sexual con alguno.
    
    Con Gonzalo no había tampoco contacto a excepción de lo natural de chicos jóvenes, algún roce al jugar, casual o buscado, ver desnudos nuestros cuerpos, pero nada más, no me volvió a besar desde que nos despedimos a los catorce años en el liceo. Seguramente no había nada, pero yo lo soñaba y lo hacía realidad en mi cabeza.
    
    El día anterior a que marchara para su casa, como despedida, habíamos tenido una merienda con mis amigos del pueblo y de veraneo, y cuando llegamos hacía mucho calor y nos bañamos en la piscina, a la luz de la luna y las estrellas. Me sentía muy feliz y muy triste a la vez.
    
    Mis padres habían salido a cenar, estábamos solos en la casa y después de secarnos y ponernos un bañador seco, nos tumbamos en la terraza ...
    ... mirando al negro cielo, solamente iluminado por la luz plateada de la luna y el parpadear de las estrellas, podíamos ver las luces de algunos aeroplanos que pasaban muy alto y que Gonzalo seguía con su mirada, señalando su trayectoria con el dedo, quizá fuera el inicio de su interés por los vuelos y querer ser piloto.
    
    Y sucedió un milagro, el que llevaba esperando tanto tiempo, no resultó muy novelesco ni soñador o romántico, visto ahora con el tiempo transcurrido. Fue una declaración que más parecía un contrato, como si fuera una cosa natural que se tenía que producir por la inercia de nuestras vidas, pero yo temblaba.
    
    De improviso, sin mirarme, debía estar contando las estrellas.
    
    -Daniel. –se calló, creía que iba a continuar hablando del sonido de las ranas que se escuchaban en el cercano riachuelo, de las ensordecedoras chicharras de los grillos o de cualquier otra cosa.
    
    -Creo que te quiero. –no me llamó la atención salvo que me gustó lo que dijo, no lo vi connotación amorosa alguna, si no el querer de amigos que siempre nos tuvimos.
    
    -Yo también te quiero. –y durante unos minutos no hablamos ninguno de los dos.
    
    -Estoy muy bien a tu lado y me gustas. –aquí se me paró el corazón. Me era muy difícil el hablar, quería creer lo que me apetecía, pero no estaba muy claro lo que intentaba decirme.
    
    -¿Quieres decir, algo como lo de Ál y tú?, ¿qué te intereso de esa forma?
    
    Lo veía tan calamitoso y tan triste dicho así, de esa manera tan simple, sin pasión, cuando me ...
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