1. 39.3 El pasado doloroso


    Fecha: 06/07/2017, Categorías: Incesto Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    ... declaración.
    
    Esa noche lamenté el tener que dormir en mi habitación de dos camas y que no hubiera sido una, y hablé durante horas con él que respondía con monosílabos hasta que me di cuenta de que se había dormido. Encendí la lámpara de la mesa central y mirándole pasé casi el resto de la noche.
    
    Al día siguiente se marchó, pero hubo un momento para estar solos y decirme lo mucho que me amaba, o puede que fuera yo el que se lo dijera e imagine que era él el que hablaba, ya se refería de otra forma a lo nuestro, y llegó a acariciar mis nalgas dejándome loco de deseo, por último, me dio un largo beso antes de comenzar a bajar las escaleras.
    
    A partir de ese momento nos hablábamos cada día. Dejamos de llamarnos el mes que estuvo en USA con sus abuelos, pero cuando volvió a su casa reanudamos nuestras largas conversaciones que a mi padre molestaban cuando me encontraba con el móvil en la oreja en lugar de en la piscina al sol.
    
    Aunque no había estado con chicos no era tan inocente, había visto pornografía en internet, sabía lo que se hacía entre dos chicos y lo deseaba experimentar, aunque una cosa es verlo a tenerlo que hacer. Después de hablar, algunas veces, me dejaba muy caliente, también me decía que tenía que masturbarse y que me veía desnudo con él en la cama y terminé haciendo lo mismo que él, masturbarme hasta terminar echando chorros de semen, así comenzamos a jugar, no siempre nos masturbábamos, también soñábamos.
    
    De la misma manera que él, me veía a ...
    ... veces en la cama acariciando su verga y lamiéndola como Ál me hizo a mí, y tenía malos pensamientos, imaginándoles a los dos haciendo el amor, sentía celos, a pesar de lo que los quería no deseaba verles juntos nunca más.
    
    Volvimos del pueblo a la ciudad, intenté que Gonzalo volviera a mi casa unos días antes de partir y soñaba con entregarle mi cuerpo, con que me hiciera suyo, en cómo sería tenerle dentro de mí, pasar una noche con él, hacer un viaje solos los dos. Todo el día pensando en él y el amor de niño, de adolescente, se transformó en un amor de hombre inmenso, como creo que jamás lo haya podido sentir alguien.
    
    Me hacia llorar y reír, veía a mi madre preocupada ante mi inmensa felicidad, tenía que estar contenta y alegre y no la notaba así. El rencuentro tenía que ser espectacular, cuando llegue y dejé a mis padres, digo dejé, porque desde el momento en que me entregaron el carnet de conducir siempre me dejaban manejar el coche si es que viajábamos juntos, conduje hasta su casa y saludé alegre al padre de Borja que agitó su mano cuando lo encontré cerca de la portería y de su casa.
    
    Llevé el coche hasta la parte de atrás y busqué una ventana abierta en el ala donde están sus habitaciones, pasé por su sala hasta el pasillo y llegué a su habitación, no estaba en ella, y seguí caminando hasta el salón de las grandes recepciones, anterior al hall de la entrada, allí me encontré con el mayordomo.
    
    Gonzalo había bajado a las pistas para jugar un partido de tenis con ...
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