1. Aromas y especias


    Fecha: 18/01/2018, Categorías: Hetero Autor: CalmaSola, Fuente: CuentoRelatos

    ... unos focos que iluminaban el exterior
    
    Todo era precioso y el aroma me estaba enloqueciendo...Por un breve momento hasta me olvidé de él. Pero enseguida volví a sentir su presencia tras de mi. Sobre todo cuando habló, dejándome helada con lo que dijo...
    
    Desnúdate...
    
    ¿Qué has dicho?Me giré levemente por la sorpresa.
    
    Te he preparado un relajante baño...no vas a meterte en el vestida...
    
    Pero...estás tú aquí...
    
    Claro...y pienso disfrutar yo mientras disfrutas tú. Denúdate ¿ O prefieres que lo haga yo?
    
    Dicho esto, su mano se posó directamente sobre mi pecho y su cabeza bajó hasta mis labios rozándolos.
    
    Yo me quedé muy quieta, sin respirar. Pero él no le dio importancia. Sus dedos empezaron a desabrochar los botones de mi camisa...y yo era incapaz de detenerle...
    
    Mi camisa se deslizó por mis hombros ayudada por sus manos. Poco después el sujetador y la falda, desaparecieron también.
    
    Después se agachó y delicadamente me quitó los zapatos...
    
    ¡No me lo podía creer, no me lo podía creer...!
    
    Se puso detrás de mi y noté como su lengua húmeda y cálida descendía desde mi hombro derecho hasta la cinturilla de mi tanga, atravesando mi espalda.
    
    En vez de quitarme mi última prenda, como esperaba que hiciese, agarró la cinturilla por detrás y tiró de ella hacia arriba, haciendo que se me incrustara en la entrepierna. Dolió un poco, pero por otro la lado la sensación fue muy excitante.
    
    De pronto se separó de mi y se dirigió a una de las mesas y bajó al ...
    ... suelo uno de los recipientes de cristal.
    
    Acércate...
    
    Fui hacia él con paso vacilante, entonces el me cogió por las caderas y me subió sobre la mesa, dejando mis piernas colgando. Sentí el mármol frío contra mis nalgas.
    
    Su mano fue hacia mi tanga, tiró de la cinturilla hacia delante para separarlo de mi piel y su otra mano se coló dentro de él.
    
    Sus dedos tiraban suavemente de los rizos de mi vello púbico, como si jugara con ellos, haciéndome estremecer.
    
    Entonces me sonrió. Otra vez aquella sonrisa de duende travieso. Sacó la mano del tanga y dijo...
    
    Bájatelo, hasta las rodillas...
    
    Lo hice.
    
    Ahora baja al suelo date la vuelta y apóyate sobre la mesa con los brazos.
    
    También lo hice.
    
    Abre las piernas todo lo que te deje el tanga.
    
    Las abrí, siendo consciente de que mis partes más intimas quedaban bastante expuestas.
    
    Él me puso ante los ojos un puñado de ramas de canela. Eran bastante largas. ¿ Qué pretendía hacer con ellas? No me atreví a preguntarlo.
    
    De todas formas, me quedó muy claro cuando note la primera de ellas rozando mi más húmeda intimidad. No tenían punta roma y raspaban un poco, pero yo estaba muy mojada y pronto la rama de canela estaba dentro de mi. Otras la siguieron hasta que mi vagina estuvo llena.
    
    Era una sensación extraña, las varitas aunque tenían una textura pulida no dejaban de raspar un poco, pero el movimiento de una contra dentro de mi, lo hacía muy excitante...
    
    De pronto noté los dedos acariciando la carne que ...
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