Boutique “la cariñosa” 5 - Relatos Eróticos

Boutique “la cariñosa” 5

... choto, y lo pasaba por toda su cara. Lo lamía y besaba llena de amor y cariño. Con Lorena el sexo parecía otra cosa. Algo del cielo o el paraíso. ¡Qué sé yo! Me hacía temblar, estremecer… ¡Era algo más que sexo!
Luego de su orgasmo, que llenó de miel mi rostro, se levantó para montarme. Nuevamente esa maravillosa manera de girar sus caderas alrededor de la pija. ¡Algo único! No lo habían hecho ni Camila ni Miriam. Quiero decir…, es algo que todavía me falta enseñar a las nenas!
Lo más espectacular es ver cómo se bambolean las tetas en la cabalgata. ¡De locos! Yo se las agarraba, pero las volvía a soltar, para ver sus geniales saltos. 
¡Plaf, plaf, plaf! Hacían nuestros cuerpos en el frenesí de la cabalgata. Lorena gemía, gritaba, se reía…, se apoyaba en mi pecho. Se inclinaba a besarme y seguía dale que te dale. ¡Y bam…, bam, bam…! ¡una acabada brutal… pegada contra mí!
-¡No acabés mi amor, por favor! ¡Aguantá un cachito! Quiero que me llenés el culo. ¡Si, por favor, lo deseo tanto!
Cuando tuvo el orgasmo, se acomodó de rodillas para que yo fuera desde atrás. Ella siempre tenía tendencia a dirigir las acciones. Me gustaba eso. ¡Dominante! ¡Nunca me había tocado una así!
Por supuesto se la metí. Primero el glande, obvio. Lo metí y lo saqué. Para el orto de Lorena no hacía falta fluidos…, unos cuantos le habían hecho una buena horma, pero yo lo chupé y ensalivé por puro gusto nomás… Era riquísimo. Un poema… ¡Si hay que elegir un postre…, en el mundo no hay nada mejor que ...

... el culo de Lorena! 
Ella reculaba. Yo empujaba…, reculaba… y empujaba… 
-¡Ay Dios! ¡Papito, qué lindo!
La había montado totalmente. Apoyado sobre sus nalgas me mantenía con las piernas, tomando su cuerpo con ambas manos. ¡Algo absolutamente maravilloso! Ella se apoyaba en los codos… Cuando podía giraba la carita para mirarme sonriente.
-¡Aaaagghh! ¡Aaaagghh! ¡Aaaagghh! ¡Nada más lindo que sentirte adentro! – Lorena radiaba felicidad… - ¡Qué lindo papito! ¡Me viene! 
-¡Me gusta mucho como me la apretás! 
-¡Acabame en el culo, papito! ¡Mucho, mucho!
Esta vez fui yo quien la acomodé. La puse de espaldas, levanté sus piernas a mis hombros… y se la metí nuevamente. De esa manera veía como entraba y salía, Lorena podía pajearse…, y yo podía acariciarle las tetas y tomarle los pezones, además de vernos a los ojos y gozar de sus caricias…
-¡Dale! ¡Dale! ¡Cómo te tiembla! Siento que te viene…, yo también… ¡acabooooo!
Nuevo orgasmo… Sus sacudidas activaron mi eyaculación… Chorros y más chorros dentro de su culo… ¡Lorena me bañó con su squirt! ¡Grandioso!
	Nos “tiramos” sobre la cama. ¡No había otra forma de nombrar lo que hicimos! ¡Ambos molidos!  Esta vez no solamente yo…
-¿Sabés una cosa, tesoro? Tenés un clítoris genial, chupable al cien por ciento, riquísimo…
-¡Siiii! Y me hace acabar en cuanto siento tus labios o tu lengua… - Lorena giró para besarme. - Hay algo que te quiero decir, mi amor… Tus manos, tus caricias, son inigualables. Te lo juro por mis hijas y por los ...