MI JUGUETE NUEVO
Fecha: 14/06/2021,
Categorías:
Infidelidad
Tus Relatos
Autor: Rosalba, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
MI JUGUETE NUEVO
Soy una mujer casada de 52 años, me mantengo en buenas condiciones, así lo indican las miradas que me lanzan muchos hombres y las expresiones faciales de envidia de otras mujeres.
Mi marido tiene escasas erecciones, todas ellas blandas e inconsistentes, no me satisface, sin embargo, lo había respetado hasta hace poco.
Un primo de otra ciudad le pidió de favor que le diera trabajo a su hijo, es decir, su sobrino en segundo grado, mi marido aceptó con gusto, a mí no me agradó la idea, ya teníamos años viviendo solos en compañía de Rosalba, la mujer hermosa que se encargaba de todas las labores del hogar y de vez en cuando, de algo más…
Mi marido se molestaba ante mi rechazo al joven, era un intruso que acortaba las posibilidades de que mi linda empleada me diera unos fajes para calmar en parte mis calenturas, sin embargo, amo a mi marido y me resigné, aunque de vez en cuando mostraba mi inconformidad.
Un día noté que no estaban algunas prendas íntimas de mi propiedad: dos sostenes y cuatro o cinco pantaletas minúsculas, no le tomé importancia, seguramente estaban en algún rincón del closet o de un cajón hasta que por casualidad las encontré al andar buscando algo en un cajón de un guardarropa del cuarto que ocupaba el sobrino, Alberto. Me quedé intrigada y esperé la oportunidad para espiar.
A los pocos días pude husmear cuando el jovencito como de 21 años sacó las prendas del cajón, las comenzó a tocar y oler, luego se sacó su pene, un órgano ...
... hermoso, largo, grueso, brillante, venudo, con dos grandes bolas bamboleantes, seguramente con mucha leche. Primero me indigné, luego contemplé maravillada el espectáculo de ese ejemplar de músculos hermosos, brillantes y una cara varonil, un tanto inocente, pero hermosa.
El espectáculo me prendió, de mi raja comenzó a salir un líquido que parecía que hace tiempo se había secado y que hoy brotaba de nuevo como un manantial de líquido claro, gelatinoso y resbaloso.
Era impresionante ver como sus venudas manos paseaban por todo lo largo de ese pene macizo. Se mojaba la mano con saliva, luego de manera lenta primero, luego aumentando el ritmo hasta alcanzar una velocidad inverosímil, con coraje, se masturbaba hasta expulsar grandes y potentes chorro de leche que llegaban a gran distancia, luego de sacarse hasta la última gota, se limpió con uno de mis calzoncitos y se acostó agotado. Yo me fui con Rosalba a que le diera una repasada a mi rajita.
Decidí instalar cámaras en el cuarto para verlo sin temor mientras yo también me masturbaba. Puse a su alcance nuevas y sensuales prendas y hasta fotografías mías las cuales miraba lujuriosamente cuando se exprimía su bonito instrumento.
Yo fantaseaba hasta obsesionarme, le platiqué a Rosalba, ella se incomodó, pero luego aceptó mis locuras de fisgona.
Cuando mi marido no se daba cuenta, yo, “distraídamente” mostraba algo de mis carnes fingiendo no darme cuenta. A veces me divertía que “mi” sobrinito no se levantara de la mesa del ...