1. Cuidando a mi sobrina huérfana


    Fecha: 25/01/2018, Categorías: Grandes Relatos, Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... estaba flexionada, y los labios vaginales se marcaban en la ropa interior. Tenía una bombacha blanca, con el elástico un poco corrido para abajo. Parecía invitarme a terminar el trabajo, y librar a su precioso trasero de esa prenda.
    
    Pero no podía hacer nada. Debía bancarme la calentura, al menos, hasta estar seguro de que ella también sentía algo por mí.
    
    β€” Tío Gaby. β€” dijo, abriendo los ojos, y girando levemente el cuello. β€” ¿qué pasa?
    
    β€” Nada, Mica, perdón, pensé que no estabas.
    
    β€” Hoy falté a clases tío. β€” miró las sábanas que no la tapaban, pero en lugar de cubrirse con ellas, se limitó a girar su cuerpo. La espectacular vista de su trasero fue reemplazada por la imagen de sus tetas, grandes y movedizas. β€” No te vayas tío β€” dijo, cuando notó que me daba vuelta.
    
    β€” Qué necesitás. β€” inquirí.
    
    β€” Acercate. β€” susurró.
    
    Lo hice. Me senté sobre el borde del colchón. Me abrazó. Sentí sus tetas apretadas sobre mi pecho.
    
    β€” Gracias por ser tan bueno tío. β€” me dijo.
    
    β€” De nad… β€” me besó con esos labios gruesos. Su boca era enorme, y su lengua hábil. M tomó de la mano, y la llevó a su seno. Lo acaricié, lo apreté, y con el pulgar froté el pezón. Me manoteó el sexo, y los estimuló hasta ponerlo duro, mientras seguíamos fundidos en un beso apasionado.
    
    Me quité las zapatillas y me subí a la cama. De repente, descubrí, desesperado, que no tenía preservativo encima. Ella pareció leer mi mente, y de la mesa de luz sacó un paquete. Le quité la ropa interior, al ...
    ... tiempo que mordía el paquete para sacar el profiláctico. Acaricié su panza plana, y bajé, despacio, mientras besaba su cuello, hasta llegar a sus bellos púbicos, y luego sentir los labios vaginales húmedos.
    
    Me puse el forro, sin sacarme ninguna prenda. Sólo mi verga estaba al descubierto. Le desabroché el corpiño, la abracé, enterré mi rostro en sus tetas, y mientras las saboreaba, me acomodaba, y apuntaba, para hacer el primer movimiento pélvico.
    
    Me enterré en ella, gimió como una hembra, no había rastros de la adolescente que era en realidad. Su cuerpo voluptuoso, ya acostumbrado a la atención de hombres maduros, me recibió gozoso. Me acariciaba el pelo mientras la penetraba, y me susurraba que por favor no pare de hacerlo.
    
    Sus tetas eran deliciosas, tenían un sabor salado por la transpiración de una noche extremadamente calurosa. Estrujaba sus senos mientras succionaba como un bebé sus pezones, a los cuales, cada tanto mordía, haciéndola gemir con intensidad.
    
    Resigné esa deliciosa mamada para ponerme en una posición más adecuada para intensificar el ritmo de mis embestidas. Le agarré ambas tetas y comencé a sacudirla con violencia. La cama se movía y los resortes del colchón se estremecían.
    
    β€” ¡Ahí voy tío, no pares, por favor no pares! β€” dijo, con lo ojos verdes que parecían saltar, y con la cara roja.
    
    No paré de cogerla hasta que acabó. Sentí su cuerpo cada vez más caliente, parecía afiebrado. Luego todo su cuerpo se tensó. Enterró sus uñas en mi espalda, y ...
Β«12...567...Β»