1. Gotas de Maribel


    Fecha: 26/01/2018, Categorías: Control mental, Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos

    ... poner mantassalvacolchones, de esas que no dejan pasar la humedad. El sofá del salón no ha tenido tanta suerte, bueno ya era viejo.
    
    Antes de marcharse me dice que en unos pocos meses me va a comprar la empresa. Ha firmado un contrato de larga duración con varias importantes empresas de distribución para sacar adelante una línea de colonias familiares y productos de baño y ducha, quiere que sea mi pequeña fábrica quien se haga cargo de la producción. A mí me va a contratar como perfumero jefe de todos los laboratorios —por favor, piénsatelo, va a ser una excelente oportunidad para todos— No me lo puedo creer.
    
    Qué curioso, no he visto que utilizara el espray negro durante las tres horas que aquí ha estado. No me habré dado cuenta.
    
    Alicia es la hermana pequeña del encargado del almacén de mi empresa. Veintidós años, con el descaro y la alegría propios de su juventud, tiene cierta fama de ser bisexual y de ser fácil acostarse con ella, probablemente porque igual le da lo que diga la gente y vive su vida sin más. Trabaja a menudo como eventual en la fábrica, y cuando la encuentro por el pueblo siempre me vacila y gasta bromas. Atractiva, con ojos grises, de piel blanca, lleva una corta melena que parece salir de la noche más oscura, habitualmente la sujeta con una goma en una mínima coleta. Alta, delgada, cimbreante, con un cuerpazo joven en donde hay de todo, pequeño pero muy bien puesto. Me la quiero tirar, y a ello me pongo cuando coincidimos tomando unas copas ...
    ... por la próxima boda de uno de mis empleados. Paso un momento por el aseo para utilizar el espray de acero que siempre llevo conmigo.
    
    —¿Y cuando vamos a celebrar tu despedida de soltera, Alicia?
    
    —Por edad, antes habrá que celebrar la tuya, no
    
    Risas, cachondeo, copas, algún baile en grupo, un par deagarraosen donde aprovecho para ordenarle mentalmente que dentro de un rato nos vamos a ir juntos para follar, y al deshacerse la reunión, vamos a mi casa. Sin problemas.
    
    Se nota la edad de Alicia, su piel tersa y brillante, esa mirada chispeante de mujer libre, sin ataduras, sus opiniones todavía no sujetas al qué dirán, sus movimientos ágiles, fáciles, dinámicos, inmerso todo ello en el conjunto de una mujer guapetona, simpática, con un cuerpo bonito y deseable, sin apenas tetas, pero que van perfectamente armonizadas con su estatura y delgadez, con una espalda sinuosa que termina delineando un culo redondo, pequeño, quizás algo masculino, pero en el que lucen maravillosamente bien los pantalones vaqueros. Y por delante, una tremenda mata de pelo negro, sin arreglar que parece un bosque. Me gusta, sí señor.
    
    No se corta ni un pelo —me pone tu culo, te lo voy a comer— hace lo que le gusta y pide lo que le apetece. Hemos estado practicando un guarro y ensalivado sesenta y nueve durante muchos minutos. He tenido que parar porque todavía no me quiero correr, y tras beber agua, la joven morena me ha puesto arrodillado sobre la cama, a cuatro patas —te vas a enterar— y ...
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