1. Gotas de Maribel


    Fecha: 26/01/2018, Categorías: Control mental, Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos

    ... dejándose caer para que la tranca le llegue lo más dentro posible, al mismo tiempo que no dejo de tocar, acariciar y besar sus estupendas tetas. Como casi no se puede mover en la postura en la que estamos, todo el trabajo recae en mí, más aún cuando me ordena —estoy seguro que no ha dicho nada, pero oigo en mi cabeza lo que me pide— que siga así, que no pare y que le masajee el clítoris, lo que paso a hacer inmediatamente con la mano derecha, notando lo tremendamente mojada que está por sus oleosos jugos sexuales. Cuando se corre un par de minutos después parece que se moja todavía más, durante los muchos segundos que dura su orgasmo. Voy a aguantar poco, las convulsiones incontroladas de la vagina durante su corrida me llevan al límite, y antes de poder sacar la polla me corro como si tuviera una central lechera en los huevos o allí de donde salga mi semen. ¡Qué gusto! ¡Qué bueno!
    
    No sé si la expresión de su cara es de satisfacción por haberse corrido dos veces, por procurarme a mí placer o es que considera que tanto yo como mi polla hemos pasado a formar parte de su propiedad, como casi todo lo que la familia Miravaux toca. Me besa suavemente en los labios y le ayudo a ponerse más cómoda en el sofá, sigue sin hablar, simplemente acaricia mi cara suavemente y después agarra mis testículos y la polla, como en un gesto de posesión, tira levemente para que me acerque y besa la polla con expresión de felicidad.
    
    —Déjame dormir un rato. Luego me llevas a casa. Tengo que ...
    ... irme pronto, no quiero que me vean salir de aquí
    
    Se queda profundamente dormida en el sofá, la tapo con una manta y como no tengo sueño, quedo pensando en este primer contacto familiar que he tenido con la familia Miravaux. A quien se le diga…
    
    Tengo que investigar sobre el perfume secreto de Maribel, me parece que lo utiliza para influir sobre los demás. Vayapuntazo lo del líquido vaginal. Como hay un pequeño charco en el suelo, lo recojo con una pipeta de las que siempre hay por casa y lo guardo en el frigorífico. Seguro que soy capaz de reproducir y elaborar el perfume, pero tengo muy claro que no debo decírselo.
    
    Cuando a eso de las seis de la mañana —no ha querido ducharse ni tomar café— dejo a Maribel en la puerta de la casona de la familia, dos empleadas salen a recibirla, la cara que ponen al verme y reconocerme es todo un poema a la incredulidad.
    
    Desde la primera noche en la que estuvimos follando, mi tía y yo hemos quedado —es un eufemismo, porque me llama por teléfono y me dice la hora y dónde nos vemos, sin posibilidad de réplica por mi parte— al menos una vez por semana. Ya le han quitado la escayola y eso nos permite echar unos polvos de la hostia, en todo tipo de posturas, algo que le encanta y excita. Me chupa la polla y los testículos con verdadera gula, pero después de un buen rato y sin que yo me corra, siempre me pide —me ordena— que le coma el coño, largamente, guarramente, recorriéndoselo entero, incluso con toda mi cara, y centrándome después en ...
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