Mamá y las nenas 4 - Relatos Eróticos

Mamá y las nenas 4

-Mi amor… ¿vamos a bañarnos? – Camila quería aprovechar hasta el último minuto.
-¿No llevamos la ropa? – Yo quería ser práctico.
-¿Para qué? Nos cambiamos acá. – Camila quería seguir con la joda hasta el último segundo.
	Fuimos desnudos al baño. Yo iba atrás, jugando con la coincidencia de nuestros pasos. Eso quiere decir que tenía la pija bien ensartada entre sus glúteos. Con las manos agarraba sus tetas. Mientras la besaba y acariciaba, Camila probó la temperatura del agua.
-¿Qué te parece? ¿Entramos?
-Está a punto. Dale. – Nos metimos en el pediluvio. 
Corrimos los cierres de plexiglás, que si bien no eran transparentes, eran tan suavemente traslúcidos, que se veía perfectamente las siluetas de los cuerpos. Nos enjabonamos mutuamente.
-¿Te gustaría? – Camila me miró sonriente. 
Se tomó de las canillas, se inclinó y levantó bien el culo. No hacía falta que dijera más. Por supuesto, no lo iba a despreciar. Se la fui metiendo poquito a poco, como a ambos nos gusta. Camila suspiraba de gozo. El agua caía sobre nuestros cuerpos. Cuando llegué al fondo comencé a bombear…
¡Y se abrió la puerta!
-¡Hey guachos! ¡Todavía siguen cogiendo! ¿No acabaron todavía?
-¡Sííí! ¡Acabamos como mil veces! ¡Esta es la última! – Camila contestaba a la imprevista entrada de Miriam. – Se agarró fuerte de las canillas, reculó con todo y se mandó el último orgasmo del día…, por lo menos conmigo…
-¡Jajaja! ¿Le vas a llenar el culo, Dani? – Miriam, que veía perfectamente nuestra acción a ...

... través del plexiglás, se acercó y corrió la hoja…
-Si Cami quiere no hay problema…
-¡Sííí! ¡Llename mi amor! 
-¡Dejame algo! - Miriam se metió vestida bajo la ducha y se agachó a nuestros pies.
-¡Aaaahhh! ¡Ahí vaaaa! - Se la reclavé y le sacudí todo el semen. 
-¡AAAAHHHH! - Camila gritó de gozo. - ¡Qué lindo! ¡Cuánta lechita!
-¡Ahora es para mí! – Miriam se preparó, totalmente mojada.
	Cuando, despacito, para que no se escapara nada, saqué la pija del culo de Camila, Miriam se pegó como un rayo al ano de la hermana. Chupó y sorbió hasta la última gota.
	Luego de tragar todo me miró.
-No te creás que esto es un anticipo del martes. El martes empezaré de nuevo… ¡Te voy a dejar seco!
-¡Jajaja! Esta loca es capaz de comerte los huevos para sacarte toda la leche… - Camila se “escandalizaba” por los dichos de la hermanita.
Terminamos de bañarnos. Nos secamos y fuimos hacia la puerta. Miriam estaba vestida, toda mojada.
-¿Y? ¿Me dejan así, toda mojada?
-Vos te metiste. Nosotros no te llamamos. – Camila se reía.
-¡No iba a desperdiciar esa lechita! No te olvidés Dani. El martes te venís conmigo…
	Cuando terminamos de vestirnos –en realidad yo fui el que se vistió-, salimos del dormitorio.
-Voy a saludar a Miriam.
-No te “demorés” mucho…
-¡Jajaja! No voy hacer “aprestamiento”, no te preocupés.
Fui hasta el baño. Miriam se había desnudado y estaba bañándose.
-Hola tesoro. Vengo a despedirme.
-Vení, dame un beso.
-Asomate. No quiero mojarme.
-¿No querés darme un ...