Mamá y las nenas 4 - Relatos Eróticos

Mamá y las nenas 4

... relajando..
-¡Si papi! ¡Así así! 
Llevé la mano a su vagina para recoger los jugos, que estaban brotando nuevamente. Sé lo que es la calentura de la nena. ¡Un beso o una caricia y se humedece toda! Masajeé el agujerito y sus alrededores, lubricando todo lo posible. Descargué toda la saliva que pude. De todas maneras, cuando llegué a besar los cachetes,  fui con mi boca, mis besos y mi lengua a recorrer el arrugadito ano. Sentí que se relajaba. Jugué a su alrededor con labios y lengua. Miri se estremeció. Volví a acariciar los glúteos, la conchita y la florcita del ano. La nena movía las caderas, aceptando mis caricias.
Metí mi cara entre los glúteos y chupé los pliegues del ano.
-¡Aaaaaahhhh…! – Se estremeció desde los cabellos a los dedos del pie.
Introduje un par de dedos…, luego tres, los giré suavemente. Todo perfecto. La penetración es sencilla. Si bien Miriam ya había probado mi choto en el culo, eso ocurrió hace casi cinco semanas…, por lo cual era como empezar de nuevo.
-Mi ...

... amor…, si te duele o molesta, decime por favor…
-Si, si, papito. No te hagás problema. Metemelá, que tengo muchas ganas.
Me paré y fui a ubicarme en su popa. 
Doblé las piernas y ubiqué el glande a la entrada. Miri giró la cabeza y me sonrió, dando un visto bueno a mi actitud. Introducido el glande, me apoyé sobre ella, aprisionando los glúteos. Fui entrando. ¡Hacía rato que aguantaba! Se la clavé con todo cabalgando sobre sus glúteos y me mandé una acabada de órdago.
-¡Aaaaahhhh! ¡Dios! ¡Papiiitooo! ¡Qué lindo! ¡Siento calentita tu lechita…! ¡Qué ricoooo! – Miriam tiene las uñas clavadas en las sábanas. ¡Menos mal que no es mi espalda!
	Me quedé un ratito montado sobre la nena, hasta que sentí como aflojaba la pija…, aunque Miriam no dejaba de apretarme con el recto.
-¡Quedate así! ¡Me gusta!
-¡Quiero besarte, mi amor. – Si bien quería hacerlo…, lo usé más de pretexto para irme. No quería que llegara Camila y me viera dentro del culo de su hermana. No iba a olvidar que le dije que la amaba…