Mi mamá me ama - Relatos Eróticos

Mi mamá me ama

... grosero…, pero… tus caricias…
-Mi mamaba… ¿querés decir?
-¡Jajaja! ¡Vos sos explícita!
-Y… en aquella época… ¡bien qué me cogiste! ¡Jajaja! – Kirky ahora estaba realmente contenta. - ¿Y sabés? Te quiero decir algo. Tal vez te resulte raro…, pero no soy lesbiana…
-No hay drama… Bisexual. ¿no?
-No…, no sé. Lo hicimos con Araceli… porque me gustó., mucho…, porque es tu amante…, ella es tan dulce como vos. – Kirky volvió a darme un beso, muy suave, en la mejilla. – Dani… ¡por Dios! ¡Tengo tantas ganas! ¡Vamos, por favor! ¡Vamos a “almorzar”!
	Kirky estaba realmente caliente. Por bajo el mantel puso su mano entre mis piernas, acariciándome. Le di un suave piquito.
-Kirky, por favor. Te dije, no voy a dejar a Araceli…
-Si, lo sé. No te digo que hagamos eso…, solo quiero estar un par de horas… a tu lado.
-Te prometo que estaremos…, bueno… así… Pero ahora dejame, por favor. – Obviamente, con sus caricias la pija había comenzado a endurecerse. Ella ya la tenía entre sus manos, por sobre el pantalón. – Quiero estar con vos…, sin duda. No te estoy rechazando, para nada. Soltame, te lo ruego. ¡No estás bajo el tablero!
-¡Jajaja! - Por suerte, ella lo tomó con onda. Sonrió y me soltó. Puso la mano sobre la mesa…, puso su boca contra mi oído…
-No te olvidés… Tendrá que ser doble turno… ¡ja!
-Todo lo que quieras… ¡te lo juro!
-¿Te puedo decir algo? – Kirky nuevamente se acercó a mi oído. – No es un capricho el que quiera hacer el amor con vos. ¡Te quiero mucho! ¡Y quiero saber ...

... cómo es estar con vos, solos y sin apuro!
-Pero no podemos ser amantes, tesoro. ¿Te parece justo que me separé de tu mamá… y ahora sea tu amante? ¡Eso sí es una traición!
-Si…, Dani… ¡Tenés razón! ¡Perdoname, por favor!
-No hay problema, no tengo nada que perdonarte. Yo también quiero hacer el amor con vos…, pero una cosa es que estemos juntos de vez en cuando, para pasarla bien, divertinos y gozar juntos…, y otra cosa es que lo hagamos sistemático, como amantes. ¿Estás de acuerdo?
-Totalmente, lo que digas. Pero no quiero que pase mucho tiempo… por favor.
	Pagué y salimos 
-¿Hasta dónde te acompaño?
-Voy acá enfrente, al hotel. – Giró…, giramos…, y nos besamos. Esta vez fue en la boca…, dulcemente, y nos separamos.
	Fui hacia el subte, para volver a la obra a buscar el auto. No estaba preocupado, pero si inquieto. ¿Cómo hago con Araceli? Quería que ella lo supiera, como siempre. ¡Yo también quiero coger con Kirky!
	Fui a almorzar a casa. A veces Ari venía también. No quería decirle nada hasta estar con ella. No iba a llamarla a lo de las tías. No quiero forzar nada. 
Estuve solo. No vino. Comí y me acosté. Aunque sea voy a dormir la siesta. Esto era algo nuevo en nuestra relación. Con Lorena, o Yolanda…, o las tías, era otra cosa. Ari sabía perfectamente que eso era solamente sexo, y que ellas me habían buscado. Incluso las nenas…, aunque me cuidé muy bien de decirle, aunque no porque podría pensar que me enamoraría de ellas…, sino… por un poquito de vergüenza: ¡un ...