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41.1 Rafael dulce compañía
Fecha: 30/01/2018, Categorías: Grandes Relatos, Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
... que estremeció mis carnes, mi ojete boqueaba impaciente y soporté el dolor estoicamente, sin quejarme en esta ocasión. Me entregaba sumisamente a lo que él quisiera y lo sabía. Ahora que había pasado el picor del duro azote sentía un exquisito deleite y deseaba que volviera a pegarme. -Por favor, voy a morir. –mordía mis redondos glúteos antes de volver con el ataque de su lengua, el placer se estaba convirtiendo en tormento. Dejó escapar una risita y sujeto mis caderas para darme la vuelta, mis nalgas temblaron al entrar en contacto con la tela del asiento. Vi su verga en su máxima riqueza, con una rigidez terrible donde sobresalían las venas que regaban su tallo, y su glande a punto reventar de color granate. Se sentó en mi pecho y pensé que deseaba que le mamara la verga, me levanté, pero su propósito era golpearme en los labios con ella y luego en las mejillas. Me miraba con los ojos muy brillantes. -¿La quieres?, ¿quieres que te la meta? -su sonrisa lujuriosa me excitaba. -Quiero que me folles con tu verga, sí, ahora. –se inclinó para susurrarme en el oído. -¿Sabes que voy a romper tu culito? -antes de retirarse me besó en la boca y me mordió salvajemente los labios, luego me los chupó. Colocó su polla en la entrada de mi culo, azotó mi ano con ella y no hablé, solo mi mirada le suplicaba que terminara con mi sufrimiento. Empujó para meter la cabeza y el glande desapareció tragado por mi culo, allí paró y empujé mis caderas hacía él, la ...
... necesitaba toda dentro de mi recto. Su mirada de lujuria portaba también cierta obscenidad incluida, mordió su labio y se proyectó con furia, enterró su virilidad de golpe y un profundo gemido salió de mis labios heridos. Su cara cambió en ese instante y comenzó a emitir gemidos al sentirse en mi interior. Comenzó a moverse y podía notar su terrible rigidez, inclinaba el cuerpo haciendo palanca con su verga tocando lugares con ella donde no había llegado antes. Estaba enajenado y en ese momento me follaba sin pensar si me causaba daño, no sentía más que placer y no me hubiera importado notar dolor si era por tenerle en mi vientre como estaba, gruñía ardoroso y sudaba mucho. Se fue serenando y acompasó su ritmo, colaboré estrechando su verga con mi ano y comencé a llora del placer tan extraño que notaba, se inclinó y besó mis labios. -Te hago daño, o eres una putita lujuriosa. –volvía a ser él. -Estoy muy bien, te siento, soy tuyo y me voy a correr, no aguanto más, es insoportable. Era una penetración que lograba traspasar todas mis barreras y hacía que sintiera el placer en mis huesos. Su pene palpitaba y comenzó a llenarme de su semen, me inundaba de su caliente leche, se quedó dentro de mi sin moverse y tenía que llegar a mi orgasmo que había quedado en la puerta, empecé a meterme y salir de él empujando mi cuerpo y a mover mis caderas buscando una mayor fricción y placer, cerré mis ojos al sentir las oleadas de dicha que me llegaban desde los huevos al ...